Ventura siempre se impone

15/08/2022

GUIJUELO
Oreja, oreja y dos orejas y rabo
Ángel Sánchez y Sánchez

 

Como si fuera una compilación de lo que todo el fin de semana ha sido. Como un resumen: excelentes faenas y la suerte final esquiva a la hora de los aceros, ya fuera el rejón de muerte o el descabello. Y en consecuencia, aun redondo, un premio global que mereció ser mucho mayor. Y con todo, cuatro orejas y un rabo porque, al final, Diego Ventura siempre se impone y marca su ley. Es normal que, por momentos, se le notara enfadado porque no hallara la rúbrica que sus faenas merecían, pero es Ventura y el genio, dicho queda, siempre se impone.

Fue un lote de toros de juego variado el suyo. Más noble el primero, con picante el segundo y más complejo el tercero y, en respuesta, tres faenas cargadas de lidia y de toreo, de emoción, de conexión con el tendido y de pureza como condición sine quanon. Paró y fijó con clase de muchos quilates al primero de ellos con Guadalquivir, se lo dejó llegar y se lo metió debajo aprovechando que el de Ángel Sánchez humillaba franco en los embroques. Para poner lo que le faltaba de tirar un punto más hacia adelante, puso en liza a Fabuloso y puso los tendidos a revientacalderas quiebro a quiebro. Como a continuación con Nazarí, con el que acarició las embestidas y las revistió con su elegancia portentosa. Nazarí llena el escenario y lo inunda de toreo con una naturalidad soberbia. Ya en el último tercio, dejó un par a dos manos superior con Guadiana. El pinchazo con el rejón no le hizo justicia a lo hecho.

La segunda oreja de la tarde se la cortó al segundo, al que también se dejó llegar mucho ya de salida con Joselito. De nuevo le tomó al instante la medida a las embestidas y a los encuentros para, ya en banderillas, darle con Fino todas las ventajas de la querencia al toro para, en ella, hacerse dueño de los espacios. Lo que terminó de rubricar con Bronce, otra vez portentoso, más dueño que ninguno de todos los tiempos que caben en el toreo, hacerlo a lo grande allí donde no cabe el paso atrás, sino solo poner los pechos y hasta la cara por delante, asomado al precipicio que cabe entre los pitones. Incluso, mordiéndolos. Como siempre, un dechado de doma y de complicidad entre el torero y su caballo. Faena grande de premio grande, pero hubo de descabellar Diego y otra vez la recompensa se redujo a un trofeo.

Quedaba la última bala, el toro final, que fue, a la postre, el de menos prestaciones. Dio igual porque, visto lo visto, solo cabía el triunfo a lo grande. Los máximos trofeos después de una faena total, que inició con Generoso. Clase pura en el recibo para fijar al toro de Ángel Sánchez sobre los cuartos traseros. Incierto el toro, no le volvió la cara Ventura, sino justo lo contrario en cada quiebro con Velásquez y las piruetas de salida. Toreo de cercanías, de imposición y mando para terminar meter al murube en el canasto de su voluntad. Hecho, prendió la mecha de la sorpresa y del entusiasmo de la gente con Gitano, tan diferente, tan exclusivo. Esta vez sí, mató rotundo y se alzó con los máximos trofeos para poner en su sitio la dimensión cuantitativa de otra tarde realmente grande en lo cualitativo.