Ventura prolonga su marcha imparable

17/09/2022
ALMODÓVAR DEL CAMPO
Ovación y dos orejas y rabo
Hermanos Serrano
 
No había encontrado en su primero el eco que pretendía. Quizá fuera la poca fuerza y transmisión del toro lo que no dejó que la faena calara más en el tendido a pesar de que Diego Ventura se inventó la faena. Así que, como de costumbre, hizo de la bala que le quedaba, su segundo oponente, un cañón de toreo total que impactó de lleno en la emoción del público de Almodóvar. Y los arrebató gracias a una faena espectacular de principio a fin, de más a más. Desde que se midió con Joselito en los primeros compases, el cigarrero aprovechó cada resquicio que le dio la buena condición del astado de Hermanos Serrano, al que hizo sensiblemente mejor con una lidia a favor. A favor de todo: del propio toro, de su toreo, del sentido del espectáculo y, por consiguiente, de la propia felicidad de la gente. Se lo pasó muy cerca con Fabuloso, en batidas a las que redujo el ritmo para propiciar embroques sencillamente perfectos. Y con Bronce, fue otra vez la revolución que a nadie deja indiferente. Porque todo lo que hace Ventura con Bronce en la plaza tiene el marchamo de lo antes nunca visto hasta que se lo ves a él. Conquistó y se adueñó de todos los terrenos de la plaza, se asomó una y otra vez al balcón de los pitones, se quedó ahí en medio y toreó en redondo de manera magistral. Clavó rosas con Guadiana antes de cobrar un rejón fulminante, que fue el broche perfecto a la obra. Por eso el premio también tenía que ser pleno. Dicho queda que no había encontrado en su primero la correspondencia que le es habitual. Pesó en el ánimo de la gente la apertura de la tarde y jugó a la contra la falta de más fuerzas del toro. Expuso mucho en los quiebros y en el toreo de costado con Velásquez y se volcó literalmente sobre el morrillo con Nómada para clavar en el núcleo de la suerte. Todo salía de él, todo lo puso. Pinchó en primera instancia y todo quedó en una ovación.