Ventura, pletórico, forma un lío y corta tres orejas

Diego Ventura está en un momento cumbre. Lo ha vuelto a demostrar esta tarde en Vitoria, donde ha estado pletórico en sus dos toros, cosechando un triunfo de tres orejas que bien pudo haber sido de cuatro y un rabo si los aceros hubieran funcionado a la primera.

Pero al margen de trofeos, lo de Ventura fue una auténtica exhibición del rejoneo más puro, del que más emoción verdadera transmite al público. El de Vitoria disfrutó de lo lindo, consciente de haber visto dos faenas de distinto corte, pero presididas ambas por el buen toreo a caballo y la capacidad.

Al su primero lo paró con Maletilla, doblándose muy bien con un toro nada fácil que se ponía por delante. Lo enceló muy bien en los medios y clavó un solo rejón de castigo. La faena la inició con Revuelo con mucho mérito, porque el toro esperaba y se reservaba. Con este caballo pisó terrenos comprometidos con una solvencia increíble y clavó dos banderillas dando el pecho, muy buenos.

Con Ginés caldeó el ambiente, el público de Vitoria se puso en pie con su balanceo y con su forma pura de ir al toro. Diego clavó dos banderillas excelentes antes de terminar su actuación a lomos de Califa, con el que colocó tres cortas en el diámetro de una moneda. Ventura pinchó antes de enterrar el rejón de muerte, de ahí que el premio quedara en una sola oreja aunque el público pidiera con fuerza el segundo trofeo.

La faena al sexto pudo ser de rabo. Fue una auténtica sinfonía de toreo a caballo, iniciada con Triana, la yegua que estuvo supertemplada de salida, clavando un rejón y regalando después preciosas pasadas en las que Diego toreó con el sombrero en una preciosa estampa.

Con Nazarí comenzó el alboroto. Aprovechó a la perfección el buen son y la clase del toro de Murube para dar hasta tres vueltas al ruedo galopando de costado con un temple impresionante. Clavód dos grandes banderillas y después hubo más galopadas que volcaron al público vasco en la labor de Diego.

Pero Ventura tenía más pólvora reservada, de ahí que sacara a Distinto para poner la plaza literalmente boca abajo con dos quiebros cumbres. El primero, con el toro en los medios y andando hacia atrás hasta embrocar de forma inverosímil. Y el segundo cambiando de terreno al toro pero igualmente ajustado, arriesgado y puro, tremendamente puro. Esto hizo saltar a la gente de sus asientos y creó el ambiente de un triunfo histórico.

Cerró con Califa clavando tres rosas y una corta en los medios, adornándose con posterioridad a base de teléfono y de volcarse sobre la cara del toro. Pero la fatalidad quiso que el primer rejón de muerte tropezara en una banderilla, que después pinchara otra vez antes de acertar a la tercera. Aún así, y aunque Ventura había perdido a esas alturas el rabo, se le pidieron las dos orejas con unanimidad en la plaza y el presidente tuvo que concederlas.

Fotos: Carlos Núñez

09/08/2010

Vitoria
oreja conpetición de la segunda y dos orejas
Toros: Murube

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