Ventura monumental

11/07/2021

SORIA
Oreja, silencio y dos orejas y rabo
Carmen Lorenzo

 

Había pinchado a su primero y el segundo -que fue bis porque Saeta-38, el titular, que prometió ser un toro de bandera, se lesionó y se descoordinó- resultó ser complicado y desagradecido. Se sumaba a ello que Leonardo Hernández, su rival hoy, ya tenía asegurada la puerta grande con tres orejas, así que no le quedaba otra a Diego Ventura que poner toda la carne en el asador y poner boca abajo la tarde, la plaza y la suerte del duelo. Y lo hizo. Lo hizo porque Diego Ventura siempre lo hace. Lo explicó luego en los micrófonos de Telemadrid: su competencia ya es con él mismo y su obsesión, ser feliz haciendo feliz cada tarde de toros al público que va a verle. Así que Diego lo hizo. Le ayudó y mucho Vichanero-34, un toro extraordinario de Carmen Lorenzo, bravo de verdad, enclasado y entregado, con un compás de caramelo y una sinceridad transparente como el cristal cuando colocaba la cara al llegar a los caballos. Así que lo hizo. La probatura con Guadalquivir fue positiva. Vichanero demostró ser el toro que el torero quería, por lo que el tercio de banderillas no tuvo ya ni un solo segundo de tregua. Todo fue toreo. Apasionado y apasionante. Emocionado y emocionante. Incluso, arreado, que viene de raza herida por un comentario que emergió del tendido y que no hizo sino prender más la mecha. Toda la faena en los medios. Primero, con Fabuloso, citando y clavando siempre enfrontilado, siempre con verdad y apuesta. Apuesta porque el toro, dicho queda, era bravo y, aunque noble también, la bravura no acepta dudas. Luego, con Lío, haciendo de cada embroque un pasaje épico, eléctrico. Ya fuera planteando la suerte de un lado a otro de la plaza, ya llegando a los centímetros que no dan más para quebrar justo ahí, ya citando a toro y caballo parado, como en un chispazo, eso, electrizante. Pero aún quedaba más. Incluso, lo mejor. Porque aún quedaba Bronce, que antes había salido para batirse el cobre con el malo y ahora tenía el encargo de su jinete de disparar definitivamente aquella obra definitiva. Y lo hizo. Bronce lo hizo también. Le dejó llegar Ventura entre los pitones para medir el encuentro. Y, como le gustó, le retiró la cabezada y volvió a hacer lo imposible. Lo que tantas veces ya, pero imposible al fin y al cabo. Diego Ventura le soltó las alas a Bronce y el caballo echó a volar. Y solo se posaba si era al borde del precipicio. Una banderilla primero. Un par a dos manos, después. Y tras cada uno, el toreo templado hasta el infinito, dándose el caballo por entero a la suerte donde manda él. Soria ya estaba entonces completamente en pie. Y en pie despidió a la pareja Bronce-Ventura mientras se marchaban del ruedo en un ejercicio de perfecta compenetración. Quedaba la rúbrica, que fue perfecta. Primero, por el par de cortas a dos manos con Guadiana. Y después, por el rejón de muerte, impecable en todo: en su ejecución, en su colocación y en su resultado. Dos orejas y rabo.

Una le cortó a su primero, otro buen toro de Carmen Lorenzo, que echó hoy un encierro de nota alta. Lo recibió con Guadalquivir también y lo cuajó en banderillas, primero, con Sueño, con el que practicó un toreo de costado de primor. Los cambios de costado por los adentros fueron sublimes para constatar que Sueño ha vuelto por sus fueros. A muy grande apunta también Velásquez, con el que el jinete de La Puebla del Río toreó muy templado también de costado antes de dejar un gran par a dos manos con Guadiana. Entre la lluvia que enfrió un tanto a la gente y el pinchazo previo al rejón final, la recompensa se quedó en un apéndice.

El garbanzo negro fue el segundo bis, un toro reservón siempre, remiso y desagradecido a los continuos intentos del rejoneador por provocar sus embestidas. Se la jugó en embroques de mucho ajuste con Fino y, especialmente, con Bronce -contado queda-, con el que se metió en terrenos de a cara o cruz. Fue espectacular el descabello con Rematedesde el caballo. Tan llamativo como eficaz. El broche a una faena de brega sin la recompensa justa, que, en cambio, sí llegó a continuación…