Ventura arrolla en Alicante

18/06/2023
ALICANTE
Dos orejas y ovación
Fermín Bohórquez
 
Tarde pletórica de Diego Ventura en Alicante, donde sólo haber pinchado con el rejón de muerte a su segundo le privó de un resultado mayor. Más allá de lo numérico, fue la suya otra actuación soberbia ante un buen lote de toros de Fermín Bohóquez, al que le sacó todo el partido posible. Se aseguró enseguida el triunfo en la tarde al cortarle las dos orejas a su primero, que fue manejable. Lo recibió a portagayola con Campina, dejando claro desde las primeras de cambio a qué venía. Cada embroque con Nómada, ya en banderillas, fue como una caricia que atemperaba la embestida del murube. El sentido del temple lo lleva este caballo en la sangre, le viene de reata, y lo exhibe en la plaza con una madurez sorprendente por su edad. El nudo de la faena, el lío, la explosión definitiva llegó con Lío, en un ramillete de banderillas al quiebro de tremenda espectacularidad. Sobre todo, en el que citó al toro con media plaza por delante, dejándose ver de lejos, para, una vez arrancado el burel, perderle paso, dejárselo llegar, apurar al máximo el encuentro hasta casi tocar las tablas con la grupa, quebrar, clavar y salir en un ejercicio de precisión suiza que reventó el ambiente en los tendidos. El broche de la obra fue impecable también con Guadiana, ya en las cortas, ya en un espléndido par a dos manos y el rejón final, del todo fulminante. El doble trofeo fue incontestable. Mantuvo Diego el nivel igual de alto ante su buen segundo, que recibió con Guadalquivir y con el que se hizo de inmediato con el tempo que el animal pedía. Con Fabuloso fue todo perfecto. Desde el toreo de costado por dentro, muy hilado y pulseado el ritmo sostenido y tan en murube del astado, hasta cada palo al quiebro. El primero, con su oponente emplazado en los medios, y el rejoneador llegando a él galopando para frenarse a dos metros, provocar la arrancada, esperarla y quebrarla de manera muy emocionante. El segundo, con la cabalgadura completamente parada, agarrada al piso, citando a dos metros, inmóvil, y quebrar y hacer la suerte en esos dos exiguos metros. Tenía ya Ventura el lío formado de nuevo, pero lo rubricó con Bronce y una lidia excelsa en terrenos imposibles por inexistentes. Pinchó con el rejón y tuvo que descabellar, lo que le privó de otro premio importante para redondear una tarde excelsa.