Un penúltimo sorbo de felicidad

29/12/2022

TLALTENANGO
Dos orejas y orejas
Marrón

 

A las puertas de echarle el cierre a un año 2022 del todo inolvidable, sumó hoy Diego Ventura la de Tlaltenango a la nómina insondable de sus plazas conquistadas. Respondió el rejoneador cigarrero a la expectación generada y que se tradujo, no solo en la Plaza Julián Llaguno con lleno de “No hay boletos”, sino en la cantidad de gente que sin boleto se quedó para poder entrar. Ambiente de acontecimiento grande, que lo fue finalmente con Ventura a nivel pletórico.

No se anduvo por las ramas para asegurar pronto su triunfo. Tan poco tiempo como el que necesitó para ver que el primero de Marrón se iba a prestar a su toreo. Fue así y lo cuajó de principio a fin en una faena a más, en lo artístico y en la conexión con el tendido, lleno y apasionado por completo por igual. Lo paró con Joselito en sendos envites de mucha transmisión, clavando sin dilación ni prueba alguna, sorprendiendo a los aficionados desde el instante primero de su composición. De poder a poder, poniendo en valor la encendida movilidad del astado de Marrón. Apenas se había prendido la mecha, que fue creciendo también ya en banderillas a lomos de Eco, otra vez poderoso al clavar muy de frente en embroques que resultaban emocionantes. La cima de la obra de Ventura llegó una vez más con Bronce, con el que hizo puro equilibrismo en terrenos casi inexistentes, ofreciendo los pechos del caballo como las bambas de una muleta imaginaria en la que el torero imantaba la embestida del toro para, sometido siempre, quedarse en esos embroques que no terminaban nunca. Con cabezada primero y sin ella después para cosechar la entrega absoluta de la gente. Coronó su obra con Fado antes de cobrar un rejón entero, que terminó de certificar su triunfo y las dos orejas obtenidas.

Otra más cortó de su segundo, más parado y reservón, al que hubo de sobar y mimar, llegarle mucho para arrancarle las embestidas. Así lo hizo con Velásquez para torearlo de costado y por dentro tan consentido, tan sostenido, tan hilado a su mando. Autoridad que tornó en espectacularidad sobre el pilar de la lidia con Gitano, con el que no renunció nunca a clavar al quiebro y al pitón contrario a fuerza de cargar mucho la suerte y aguantar un tiempo más el tiempo final de la suerte, precisamente, por esas reservas del ejemplar de Marrón. Pero todo lo dio Diego Ventura y por eso, otra vez, metió a la gente en su faena, que mereció un premio mayor, pero pinchó en primera instancia.