Un comienzo a lo grande

25/11/2022

SAN LUIS POTOSÍ
Ovación y dos orejas
Marrón

 

Apertura a lo grande de la temporada mexicana de Diego Ventura, que así, a lo grande, triunfó frente a su segundo toro de la ganadería de Marrón, de muy buen juego y que le permitió desplegar gran parte del arsenal de su Tauromaquia. Faena redonda e impecable de principio a fin, desde el recibo con Joselito hasta el rejón final con Fado. Sólo lo que tardó el toro en caer le privó de cortar el rabo. Sí las dos orejas y, con ellas, la admiración renovada del público de San Luis Potosí, con el que la comunión durante toda la noche fue total.

Se había quedado sin opciones Diego en su primero, así que salió a por todas en el segundo de su par, que, como dicho queda, colaboró desde el primer momento y se convirtió en la materia prima ideal para que el rejoneador disfrutara e hiciera disfrutar. Templó mucho de salida con Joselito al ejemplar de Marrón, acarició su galope acompasado y solo clavó un rejón de castigo para no quebrar más. En banderillas, todo fue sencillamente redondo. La manera en que toreó de costado con Fabuloso, tan cosido, y los cambios por dentro, las tres banderillas al quiebro absorbiendo completamente de frente la embestida del cárdeno y el remate en la cara con piruetas. La locura que es Bronce. La perfección hecha caballo de torear. Ese deleite de verle reducir los espacios a la mínima expresión y de hipnotizar las embestidas de los toros de tanto mirarle a los ojos, con su testuz entre los pitones y quedarse ahí deteniendo el tiempo de la suerte. Y el broche final con las cortas y las rosas a lomos de Fado, tan macizo. Incluso el rejón de muerte, arriba también, pero del que tardó en caer el excelente ejemplar de Marrón, una demora que le restó el rabo a Diego Ventura después de firmar el arranque soñado de un regreso tan añorado.

Se topó Diego Ventura en primer lugar con un toro realmente muy deslucido, que no le brindó nunca le menor opción por parado y rajado en tablas. No acometió nunca, apenas miraba pasar la cabalgadura ante él. Fue así desde la salida y tuvo el jinete la virtud de la paciencia ya desde esos primeros compases con Joselito para ni aburrirse ni excusarse y tratar de encontrarle las vueltas, las teclas más oportunas, para sacarlo de los terrenos de su mansedumbre, abrirlo a los medios, fijarlo allí y clavar a base a de llegarle muy arriba, siempre sin que el de Marrón se calentara lo más mínimo. Lo hizo con Velásquez, muy despacio, tratando con mimo al astado, tirando de él como quien le ofrece la mano a quien avanzar no quiere para luego clavar al quiebro. Y también con Eco, debutante hoy, de la misma factura. Tras la intervención de los forcados, se tapó el toro más aún a la hora del rejón final, lo que complicó ese último tercio. Pinchó Ventura y echó pie a tierra para descabellar. Ovación del público.