Triunfar porque sí

08/09/2022

DON BENITO
Ovación y dos orejas
Los Espartales

 

Su primer toro no le había dado demasiadas opciones de disfrutar de verdad. Sobre todo, porque fue complicado: no humilló nunca y se ponía por delante de los caballos tapando y dificultando la salida de las suertes. Y el segundo, al que paró de manera magistral sobre la grupa y doblándose en terrenos muy reducidos con Joselito, aunque noble, se paró pronto. Y fue soso y sin transmisión. Así que Diego Ventura sacó de sí la raza que le define y se inventó literalmente una faena con la materia prima que tenía. Primero, con Nómada, que es un dechado de temple y de clase. Y de valor que se sustenta sobre el temple y la clase. Y encendió a continuación la atención del público quebrando muy en cara con Lío, dando toda la plaza en los cites y galopando hasta llegar al embroque donde se frenaba en seco y donde aún tenía que aguantar un tiempo más porque al toro de Los Espartales le costaba mucho ir y esperaba. Pero fue salir Bronce y se acabó que el astado pusiera las condiciones. Fue salir con Bronce y Ventura se hizo dueño del tiempo y de los espacios, metiéndose desde el primer instante entre los pitones, con la cara del caballo a centímetros de la del toro, quedándoselo en los pechos, toreándolo en redondo desafiando su embestida, paralizándola, rebozándose con ella. Una y otra vez. Antes, durante y después de clavar. Exhibición de cómo pisar terrenos de cara o cruz con la bellísima composición que se le derrama a Bronce, de tanta torería como le es propia. Y así, con y sin cabezada, puso la plaza de Don Benito en pie. Para colofón, la salida del ruedo con Bronce respondiendo a las órdenes solo de las piernas de Diego, yendo hacia atrás hasta ganar el patio de caballos. Espectacular. Como luego el carrusel de cortas con Guadiana, con el que cobró un rejón entero antes de un pinchazo, que no fue óbice para que se le concedieran dos orejas como premio a una faena que se sacó de la chistera.

Apuntado queda lo malo que fue el primero, un toro ciertamente incómodo. Lo paró con Generoso y al toro hasta se le olvidó que no quería embestir al verse envuelto en el mando de Nazarí, con el que Ventura se lo cosió al estribo para recorrer la plaza entera. Y con Gitano apostó al clavar batiendo al pitón contrario y al violín, desafiando cuánto se cruzaba el de Los Espartales haciéndolo todo más difícil. Lo pinchó con Guadiana y tuvo que descabellarlo, lo que le dejó sin recompensa material.