Triunfar por encima de lo tangible

 
04/08/2019
HUELVA
ovación, ovación y dos orejas
Benítez Cubero
 
Dos elementos dejaron hoy a Diego Ventura sin la puerta grande en Huelva. De un lado, su propio fallo con el rejón de muerte, sobre todo, en el tercero de su lote. De otro, que el palco presidencial no atendiera la petición de trofeo del público tras la faena al segundo de su par, al que cuajó una soberbia faena con pasajes de sobresaliente nivel. Fue con este toro con el que alcanzó las cotas más altas de su actuación en las Colombinas. Fundamentalmente, con Bronce y Fino. Con el primero hizo lo de siempre, es decir, adueñarse de terrenos que, por pura ley física, parecieran prohibidos de pisar por la imponente cercanía con respecto a la cara del toro, y también dos cosas extraordinarias. De un lado, una banderilla en los medios batiendo cuando parecía que ya no era posible de cuánto apuró el encuentro. Y de otro, aún más sorprendente, otra en los terrenos de adentro, hacia donde el murube de Benítez Cubero acometía más, perdiéndole pasos hasta casi tenerlo encima y, sólo ahí, quebrarle y clavar como si el toro desapareciera de la acción por la limpieza en que la ejecutó aun sin espacio lógico para ello. Algo similar hizo después con Fino en otro rehilete citando muy en corto, lo que, ya de por sí, supone darle muchas ventajas al astado, para quebrarle y hacer la suerte con una precisión y exposición deslumbrantes. Dos cumbres que le hacían rozar las orejas, sobre todo, a continuación de dejar un par a dos manos sin cabezada con Dólar citando a apenas tres metros, a caballo parado, que demostró una vez más el nivel de compenetración y de doma alcanzado con este caballo. Pero pinchó por dos veces, en lo que el presidente se apoyó para no atender la petición popular de premio. Le cortó las dos al quinto, último de su lote, al que atemperó con Velásquez de salida y ante el que compartió tercio de banderillas con el sobresaliente Ferrer Martín montando a Hebreu. En cambio, lo mejor lo reservó para cuando se quedó de nuevo solo. Un palo espectacular y que hizo explotar a la Merced, al quiebro, en los medios con Lío, que fue como exponer en un segundo cómo son los cánones de clavar así. Rugió el coso onubense como nunca durante toda la tarde. Mató fulminante y, ahora sí, obtuvo el doble premio. Cerca estuvo Diego Ventura de puntuar ya en su primero, un toro de ritmo muy cambiante, reservón casi siempre, que obligó al jinete a llegarle muy cerca para provocarle y que, justo cuando más cerca estaba, como en el toreo de costado con Nazarí, apretaba con violencia y comprometía de verdad. Hubo momentos en los que los pitones del Benítez Cubero rozaban literalmente la piel de Nazarí. Igual de cerca se lo pasó con Lío para clavar quebrando y fue una pena que tardara tanto en caer porque ahí se apagó el eco del esfuerzo de Ventura.