Torear como se está

25/01/2020

LEÓN
Oreja y oreja
Zacatepec

 

Regresó hoy Diego Ventura a León un mes y medio después de su primera comparecencia de esta temporada mexicana y se sacó la espina del triunfo a medias de entonces. Esta vez sí, contó el rejoneador con la materia prima óptima para modelar la diferencia de su obra, lo excepcional de su concepto, lo único de su Tauromaquia. Y se mostró Diego en Ventura. Un derroche. A gusto de verdad. Y, así las cosas, hizo feliz al público, a su gente, al pueblo. Ése que va a los toros a fundirse con el héroe que le conquista y arrebata.

Le cortó Diego la primera oreja a un buen toro de Zacatepec, encastado y noble, que acudió con franqueza a los embroques, lo que le permitió dejárselo llegar mucho para torearlo con tanto ajuste como lentitud. Sobre todo, con Bronce. Otra vez Bronce. De nuevo la perfección en cada lance, en cada encuentro, en cada suerte. Con Bronce, Ventura vive en lo inverosímil, que es detener el tiempo para que no termine nunca, que es convertir el caballo en una muleta con alma y presentarla más en el nudo del toreo de lo que se puede aspirar. Inverosímiles también resultan cada banderilla al violín invertido con Gitano o el dominio de los terrenos con Prestigio, ya en el carrusel de cortas también al violín, ya para quedarse allí donde los toros se matan por arriba. Oreja de peso para una faena de plenitud.

Redondeó su triunfo el jinete cigarrero con otra actuación total ante el segundo de su par, otro buen ejemplar de Zacatepec, también noble y con transmisión también. Material propicio, pues, para que el torero hiciera de las suyas. Y las hizo. Dominador en todos los terrenos, en todas las distancias, en la amalgama de suertes diversas que desplegó, en su concepto de la lidia total y del espectáculo total, de la emoción y de la emotividad, de la fantasía y de la maestría, de la conexión con la gente para hacerla feliz. Con Frascuelo y Chalana en banderillas, ralentizando el momento justo del embroque para precisar el instante de clavar, que el toro no pase sino que se quede retenido en los vuelos del cuerpo del caballo. Pareó perdiendo pasos con Dólar, dando la ventaja al burel y lo hizo también a dos manos sin cabezada, al encuentro, en los medios, de poder a poder. Se cobró Diego Ventura otro rejonazo con Prestigio y se alzó con el segundo trofeo y, como consecuencia, con la puerta grande.