También con Fuente Ymbro

19/06/2022

GRANADA
Dos orejas y dos orejas 
Fuente Ymbro

 

También con los toros de Fuente Ymbro impone Diego Ventura su magisterio. Otro hierro más que sumar a la cuenta de sus retos. Otra ganadería infrecuente en corridas de rejones y que, por su comportamiento, ha demostrado ser un auténtico acierto. Porque ha tenido mucho interés el encierro de Ricardo Gallardo. Por movilidad, por acometividad, por celo, por cuánto se prestó a la propuesta de los rejoneadores. Ante su par, Ventura cuajó dos faenas marcas de la casa, sendos derroches de toreo y sentido del espectáculo sin pausa no tregua para un público metido desde el primer compás en las faenas del torero.

Recibió al primero a portagayola con la garrocha con Generoso y respondió con bien el toro. Lo enceló con torería y sentido campero aprovechando la fijeza y franca arrancada del fuenteymbro. La velocidad del animal le puso un plus extraordinario de verdad y emoción al tercio de banderillas con Fabuloso y Nazarí al clavar de frente. Pero, especialmente, toreando de costado con Nazarí, en un lance hermoso de temple mágico y pulso maravilloso para recorrer todo el ruedo de Granada. Se metió al público en el bolsillo y coronó la obra con Guadiana, perfecto con las cortas e infalible con el rejón de muerte. Dos orejas.

Como otras dos obtuvo de su segundo, otro buen toro, también fijo y noble. Si acaso, con el pero de que se lo pensaba un poco, pero, cuando iba, iba de verdad. Lo hizo suyo con Nómada, pero fue con Lío con el que la faena cobró su rango mayor. Le dio Diego al toro la distancia mínima para citar muy en corto, a caballo parado, quebrar y clavar dejando en el embroque que los pitones del ejemplar de Fuente Ymbro radiografiaran los pechos del caballo. Cada palo fue un pellizco en el corazón encogido de Granada. La rúbrica la puso con Bronce, perfecto una tarde más, dominador absoluto del toreo hecho sobre la cuerda de los terrenos que pisa, en los que se queda, por los que pasa ofreciéndose una y otra vez, incluso, sin cabezada. De nuevo el carrusel de cortas con Guadiana y el rejón de muerte impecable para cuadrar el círculo de otra tarde sencillamente mágica. Pidió el público el rabo, pero el palco, abroncado, no lo concedió.