Sin recompensa

01/09/2023
1/9/2023
PALENCIA
Ovación y oreja
María Guiomar Cortés de Moura

 

Vuelven los aceros a cerrarle a Diego Ventura el camino hacia el triunfo. Sus reiterados fallos con el rejón de muerte le privaron del premio merecido en su primero, un toro con clase que paró con Velásquez y que cuajó, sobre todo, en banderillas con Nómada y Nivaldo. En el primer caso, sublimando el temple en el toreo de costado, tan pulseado, tan sostenido, tan ensimismado el burel en la hipnosis al que le sometió el torero. En el segundo, extremando la ejecución de los quiebros al reducir cada uno de sus tiempos: desde los cites muy en corto hasta la culminación final sobre el mismo terreno, prácticamente sin avanzar un ápice. No fue justa la suerte final de la faena, frustrada en su valoración material, pero importante por su dimensión.

El segundo toro, por parado, le ofreció pocas opciones. Las que obtuvo fue fruto de su capacidad, valor y ambición para llegar muy a la cara y provocar las embestidas porque, fuera de ahí, éstas no emergían y tardaban una barbaridad. Cada quiebro con Lío tuvo la emoción de la verdad porque se dejaba radiografiar Ventura los pechos del caballo, además, a milímetros. Y todo el tiempo que se quedó con Bronce en la cara del toro, ofreciéndose, asomándose al precipicio de la cuna de los pitones tuvo la emotividad de lo prodigioso. Esta vez sí fue certero el rejón final con Guadiana y Diego pudo, al menos, hacerse con una oreja, premio menor al que en verdad mereció.