Reaparición triunfal

Diego Ventura mantiene su ritmo imparable de toda la temporada y hoy en Trujillo se ha hecho con su octava puerta grande en las nueve corridas de toros en su haber. La de hoy la certificó después de cortar tres orejas y un rabo a su lote de toros de Los Espartales. Ante ellos, cuajó una nueva tarde de magisterio y emoción a partes iguales para lograr la entrega total del público extremeño.

El premio grande lo consiguió en el segundo de su lote, que recibió con Joselito para después desplegar una exhibición de toreo templado y de cómo clavar de frente con Fabuloso. Con Velásquez, multiplicó la vibración de su trasteo en embroques de alto voltaje por la manera en que ajustó los espacios para clavar y, sin solución de continuidad, salir con piruetas que parecían milagrosas por el terreno donde se obraban. Ventura puso en pie los tendidos con Bronce, una vez más Bronce, puro prodigio como prodigiosa es la compenetración de jinete y caballo. Con el par a dos manos sin cabezada, la plaza se convirtió en un hervidero. El carrusel de cortas con Guadiana tuvo ligazón y exactitud y, a pesar del rejonazo que se cobró, utilizó el descabello pie a tierra para culminar la faena, premiada con los máximos trofeos.

Alguno más de la oreja que cortó pudo obtener en su primer toro, de no haber pinchado en primera instancia. Recibió a su oponente con Néctar y, tras mostrar ya en banderillas el potencial de Nómada, puso en liza a Sueño, con el que cuajó un soberbio tercio al que la gente se entregó por completo. Y eso que le costó más al toro, pero todo lo superó Ventura con Sueño y su capacidad para deslumbrar.