Nueva exhibición en Granada

11/05/2023

GRANADA
Oreja y oreja
Fermín Bohórquez

 

Nueva tarde de exhibición de Diego Ventura. Esta vez, en Granada y ante un lote de toros al que sacó más prestaciones de las que llevaban dentro. Exhibición de capacidad, de magisterio, de clarividencia para saber interpretar qué lidia pedía cada uno de sus oponentes. Exhibición de valor callado, que se cimenta sobre una base técnica que no deja de crecer. Y es que de algo tienen que servir tantas y tantas horas montado a caballo, toreando en casa y en el campo, en solitario, en silencio, pensando el toreo y buscando cómo seguir alejando el horizonte de lo ya conseguido. Cortó dos orejas, pero pudieron ser más de haber estado más presto en ambas faenas con el rejón de muerte.

Al primero de Fermín Bohórquez lo recibió a portagayola con Generoso. Sin más, así, para abrir tarde y poner arriba del todo el listón de la ambición. Salió el toro a su aire, sin querer calentarse con lo que Ventura le proponía, pero éste se fue a buscarle y, tanto le llegó, tan en corto se lo hiló, que sacó de él más celo del que apuntó de inicio. Esta misma clave de llegar mucho al murube, de irlo a buscar y quedarse con él por mor de un pulso de alta precisión le valió para recorrer media plaza con el toro metido de lleno en el mando de Nómada. Le buscó muy arriba para clavar dos banderillas de alta apuesta coronadas con piruetas con los pitones rozando a Nómada. A esas alturas, ya se había hecho dueño Diego de la voluntad del ejemplar de Bohórquez, al que dejó un palo espectacular en los medios con Nivaldo, citando muy en corto y a caballo parado para quebrarlo casi sin avanzar un ápice en un ejercicio brutal de economía de movimientos. Valor sin cuento al servicio de la pureza y de la verdad. Puso en liza para terminar a Tequila, debutante esta temporada, con el que coronó su faena antes de pinchar con el rejón final y el descabello, Con todo, Granada supo reconocer cuánto sacó de tan poco.

Más aún escarbó en el fondo de su segundo, que tuvo menos dentro. Lo recibió con Quizás, otra de las novedades. Lo fijó y comprobó que habría de inventarse la faena. Es lo que hizo ya en el segundo tercio con Fabuloso, ofreciéndole al toro la ventaja de sus querencias en cites a larga distancia para, una vez empezaba a trotar el burel, perderle pasos para clavar y quebrar, dicho queda, con todas las ventajas puestas a favor del toro. Sacó entonces a Bronce y terminó de conquistar a la gente al pisar terrenos de máximo compromiso, de escasas distancias, al asomarse una y otra vez a la cuna de los pitones, enseñar los pechos del caballo, ofrecerlos y, ahí, en ese precipicio imponer su autoridad. Y se doblaba Bronce como si fuera un arco que se enroscaba al murubecon absoluta suficiencia. Para el cierre, utilizó Ventura a Guadiana. Carrusel de cortas y un par a dos manos cobró antes de un rejón defectuoso. Apuntilló el propio Diego y Granada le pidió, incluso, la segunda oreja, en otro reconocimiento más a la dimensión que, otra vez, desplegó hoy el genio de La Puebla del Río.