Menos de lo merecido

21/07/2022

LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN
Ovación y ovación
Los Espartales

 

Solo el fallo con los aceros privó hoy a Diego Ventura de prolongar su impresionante serie de puertas grandes consecutivas. Porque lo demás, su tarde completa, fue de puerta grande indiscutible, de lío gordo. Pero esta vez se torcieron los aceros en sentido contrario al conjunto de una actuación absolutamente variada y sorprendente que puso boca abajo la Plaza de Toros de La Línea. Lo hizo ante un buen lote de toros de Los Espartales, del que, sobre todo el primero, fue extraordinario.

Un toro con un son de dulce, muy templado siempre y de gran calidad, con el que el jinete cigarrero disfrutó toreando despacio y como a caricias desde el recibo con Guadalquivir, que es experto en acariciar. En banderillas, glosó un ramillete de formas distintas de clavar al quiebro con Fabuloso y de salir con piruetas en las que los pitones casi rozaban los pechos del caballo. Nivaldo apuntó su clase innata y su valor para meterse a los toros debajo y volcarse en las suertes con suma elegancia. Clavó Ventura a dos manos con Guadiana en el último tercio y todo tenía ambiente de puerta grande a las primeras de cambio hasta que llegó el borrón en el momento último. La ovación fue atronadora.

Inconformista, se fue a por todas ante el segundo con Generoso, a portagayola y con la garrocha. Envite emocionante porque el rejoneador esperó que el toro se enterara del pulso que le planteaba para luego recogerlo con la garrocha y encelarlo como lo hacen los vuelos de un capote. Lo templó una enormidad con Velásquez para conducirlo muy toreado y para clavar muy por delante. Surgió entonces la sorpresa de Gitano algún tiempo después y demostró Diego Ventura que en sus composiciones no hay lugar para la rutina y sí para el pellizco a los aficionados. Otra vez estaba todo a punto, pero de nuevo marró lo definitivo tras clavar las rosas para que todo se quedara en otra importante ovación. Mucho menos de lo merecido.