Los elementos se aliaron a la contra en Zamora

01/07/2018
ZAMORA
Ovación y oreja
Canas Vigouroux
   
En una temporada de rango superior como está siendo también 2018, suena raro contar que la Puerta Grande de Zamora se quedó hoy cerrada para Diego Ventura. Pero es que se aliaron los elementos en su contra para que así fuera. De un lado, un lote de toros pésimo de Canas Vigouroux, infame, complicado a la enésima potencia y sin opción alguna de lucimiento. De otro, la falta de acierto con los aceros finales. Ambas circunstancias fueron injustas con la ambición y el inconformismo una vez más del rejoneador de La Puebla del Río, quien, lejos de resignarse, planteó dos trasteos de lidia y asunción de riesgos por más que frente a algunos de ellos se la jugara de verdad. Como, por ejemplo, en un sublime tercio de banderillas frente al quinto con Nazarí. Se defendía con violencia el burel, atacaba con agresividad, como a puñetazos, sin ritmo, a topetazos, pero todo ello lo esquivó y lo domeñó Ventura con la estrella de su cuadra, metiéndose debajo al de Canas, desafiando su violencia, imponiéndose a su instinto. Fue brutal el nivel de emotividad que logró alcanzar el jinete en ese pasaje ante ese quinto toro, complicado de verdad. Una prenda. Pero por momentos como ése con Nazarí, pudo ser esta segunda faena, incluso de rabo. Se lo tomó Diego como un reto y lo ganó y, en su decisión, fue capaz de meterse en el bolsillo al público zamorano por su exhibición de raza y de mando por más dificultades que le planteara, sobre todo, este quinto. Vibró la gente ante el derroche de tantas cosas de Diego Ventura. Apostó hoy de nuevo por un encaste diferente al habitual en las corridas de rejones, esta vez, de Domecq, pero no halló la recompensa justa. Porque el primero fue también malo. Manso de solemnidad, desenvolviéndose con arreones y poniéndose por delante de los caballos. Otro ejercicio de habilidad y de capacidad de Diego Ventura, que sacó petróleo de lo que tuvo delante con caballos como Guadalquivir de salida o Universo y Bronce en banderillas. Todo fue a contraestilo para el rejoneador, todo cuesta arriba. Con todo, de haber matado pronto, incluso habría sumado hoy otro triunfo importante a tenor de cuantos obstáculos hubo de salvar.