Importante, el hijo de Nazarí

27/01/2018
LUCENA DEL PUERTO
Oreja y dos orejas
Prieto de la Cal
Ha sido la primera comparecencia de Diego Ventura en 2018 (por cierto, con lleno de No hay billetes), el año del vigésimo aniversario de su alternativa. Por tanto, un año especial. Del que se habla a Diego y se le enciende la mirada. “Puff!!! Veinte años ya…”, suspira hacia fuera al tiempo que un brillo distinto le recorre la expresión como si, en su trayecto, estuviera el hombre recorriendo todo el camino del torero en estas dos décadas. Nadie mejor que él sabe cómo ha sido ese camino. De largo. De duro. De incierto. De intenso. Y, por haber sido capaz de vencer todo eso, triunfal también. Grande, pues. Grandioso, más bien. Tanto como que, veinte años después, Diego Ventura es el dueño de la cúspide. De ahí el brillo del recuerdo ahora que comienza la temporada en la que tantas veces se rememorará que esta bella historia de superación y de crecimiento imparable empezó hace veinte años. Y como si la historia quisiera ponerse nombre a sí misma, apareció hoy en Lucena del Puerto Importante, hijo de Nazarí y una de las ilusiones del jinete cigarrero para esta temporada. No puede negar Importante su sangre. Ni por dentro ni por fuera. Hasta los habituales lazos verde botella y blanco de su padre lució hoy, el día de su debut. Como también no pocas cosas en su comportamiento. Esa presencia. Esa prestancia. Esa elegancia. Esa clase innata. Esa capacidad para adueñarse de los espacios, dominándolos. La colocación de la cara. Su manera de desplazarse por las suertes. El temple. El temple… Como si le ardiera en las manos el ansia por mostrarlo más allá de su Rincón y del invierno íntimo de La Puebla, lo sacó Diego en su primer novillo de Prieto de la Cal aprovechando que, como todo el encierro, se prestaba a esto: a probar caballos nuevos dejando salir sus virtudes, sin violentarlo, dejándolo fluir… E Importanterespondió a la expectativa de su dueño y se expresó con mucho de lo que éste esperaba de él. Y quedó en el ruedo el halo de lo importante porque Importante mostró sus credenciales. “Soy yo, el hijo de Nazarí el grande”, pareció decir con sus gestos y sus formas tan toreras… No hay tarde de trámite en el camino de Diego Ventura. Ni paso que sobre. Todo tiene un porqué y un sentido. La de hoy, la primera de 2018, la temporada de los veinte años, lo cobró entera con la aparición de Importante, el hijo de Nazarí… Dicho queda que fue bueno el utrero de Prieto de la Cal (otra nueva apuesta del rejoneador hispanoluso por dar cabida en festejos de rejones a encastes diferentes a los de siempre), lo que quedó ya patente en el primer encuentro con Guadalquivir. Como luego con Lío, al que permitió quebrar en los medios con solvencia. Y después con Remate, en un hilado carrusel de cortas. Cayó pronto el rejón y sólo la frialdad se ser el abreplaza explica que la petición de premio se conformara con una oreja. Las dos le cortó al bravo tercero. Un excelente novillo de Prieto de la Cal, que fue premiado con la vuelta al ruedo póstuma y con el reconocimiento del propio torero en forma de palmas a su paso. Justicia para la clase templada que el animal le había regalado en el transcurso de una lidia que dejó ver a Diego tremendamente a gusto, disfrutando. De salida, con Campina y luego, en banderillas, prestándose con celo y compás al toreo por dentro con Fino. Y al dominio de las cercanías de Bronce. Y al pulso tan de caramelo de Bombón. Se encendió Ventura conforme iba subiendo de nivel su trasteo. Se metió y se sintió. Más allá de la plaza y de que fuera un festival. Se enrazó. Se dejó salir. Y cobró un excelente rejón que, entonces, sí, pudo con el frío que ya iba cayendo con más intensidad sobre la tarde para hacerse con el doble premio. Ventura ya está aquí. Veinte años después y como si lo tuviera todo por conquistar. Como si la cúspide no fuera ya suya. Y el tiempo, este tiempo sobre el que manda. Diego ha vuelto. Justo como se fue. O mejor ¿Se puede mejor? Verán que sí… Porque al Genio le brillan los ojos y eso es augurio de algo grande. Importante. Como el hijo de Nazarí