Gijón, venturista por aclamación

 
16/08/2019
GIJÓN
ovación y dos orejas
Luis Terrón
 
El Bibio es territorio venturista. Desde siempre y de nuevo hoy. Gijón es de esas plazas del norte que disfruta cada año del Genio de La Puebla del Río y el Genio no le falla. La expectación por verle es siempre grande y Diego la alimenta cada agosto para que le sigan esperando. Deslumbrados. Porque deslumbrante fue la faena de Ventura al buen quinto toro de Luis Terrón al que cupo en suerte medirse al cigarrero, que lo esperó a portagayola con Campina lanzando al aire la moneda del cara o cara, del ganar o ganar, del triunfar o triunfar, del hacer que la gente se fuera de la plaza toreando. La emoción de ese primer envite se tornó pura pasión con Fino y Nazarí en el ruedo, con los que Diego bordó el toreo en todos los terrenos. Sobre todo, por dentro, de costado, al milímetro, como a cámara lenta, cosido hasta donde no pareciera posible, pasando por dentro y ajustando al máximo las batidas en cada encuentro que eran como el resorte que ponían a todo El Bibio de pie. Como sucedió también con Dólar y el par a dos manos sin cabezada acompañado de la demostración sublime de doma magistral que la gente ya aguarda y celebra desde que sabe que va a pasar. Culminó el jinete de La Puebla su actuación con un rejonazo certero y sin remisión que cerraba el círculo de lo hecho. De lo perfecto, de lo impecable, de lo implacable. Una vez más. Sólo pudo saludar Diego Ventura en su primero, un toro que no se pareció al mencionado quinto y que ofreció contadas opciones al torero, que ya apostó fuerte en el recibo a portagayola con la garrocha montando a Bombón. Pero no hubo correspondencia en el ejemplar de Terrón, al que Bronce desafió como es costumbre en él, apoderándose de sus terrenos, ofreciendo los pechos y la cara, asomándose una y otra vez a la cuna de los pitones, acortando lo que ya era mínimo. Otro derroche de capacidad mayúscula de un caballo mayúsculo. Todo lo expuesto por Ventura se vio opacado por el fallo con el rejón de muerte, por lo que el premio se quedó en una cerrada ovación de El Bibio, ese territorio que es venturista por aclamación.