Faenón en la México premiado con dos orejas
Por segunda ocasión en su vida taurina, el rejoneador Diego Ventura compareció en la Plaza México, con la firme intención de hacer realidad uno de sus más caros sueños: salir por la puerta grande después de haber cuajado un toro. Y lo consiguió con el segundo de su lote, después de una nueva exhibición de lo que es la actual tauromaquia a caballo, gracias a la cual obtuvo dos orejas.
El toro que enfrentó como segundo de su lote, ha sido el quinto que torea en el Coso de Insurgentes y si bien, en la tarde de su presentación ya había conquistado a la exigente afición capitalina, esta vez, también la hizo paladear con el toreo de temple y calidad, pero sobre todo le otorgó el placer de verle triunfar rotundamente.
El silencio se apoderó de la plaza cuando Diego cruzó el ruedo con determinación sobre los lomos de Chocolate y se colocó frente a la puerta de toriles. Fue entonces cuando los más conocedores de este arte anticiparon que recibiría al toro con un quiebro para colocarle un rejón, tal como hace tiempo lo había ejecutado en la plaza de Las Ventas de Madrid; mientas que los menos enterados, se extrañaron pero alcanzaron a presentir que algo grande se avecinaba.
La briosa salida de ‘Fina Estampa’ de Garfias, imprimió lucimiento al momento del embroque en el que, debido a la anatomía del toro mexicano, el rejón quedó un tanto atrás, pero eso no minó el asombro del público que le correspondió con un rotundo ole y una ovación cerrada.
Vino luego el pasaje del temple con Oro, toreando de costado, sin mácula, donde caballero y caballo exhibieron un sensacional acoplamiento y un dominio absoluto de las distancias, en atrevidas evoluciones para colocar dos banderillas.
Ventura apostó por la temeridad y perfección con la que Sueste realiza los quiebros, para clavar las banderillas con emoción y por partida doble. El aporte de Califa fue importante en esta faena, toda vez que Ventura, tras la colocación de tres rosas, así como de un par de banderillas a dos manos, aprovechó la querencia del toro para colocarle el rejón de muerte en buen sitio y hacerlo doblar de forma casi inmediata frente a la puerta de toriles, con lo cual, paseó las dos orejas entre la aclamación popular de las casi 32 mil personas que hicieron acto de presencia en la segunda corrida del LXV aniversario de la Plaza México.
Ante el primero de la tarde, también de Garfias, que resultó deslucido y mansurrón, Diego Ventura mostró un buen nivel para sortear los problemas que le presentó su enemigo. Empleó a Triana, Nazarí, Morante y Califa en una monta y evoluciones muy por encima de la lidia del astado, con el que obtuvo insistente petición de oreja, tras haberle despachado al primer viaje, pero que el juez de plaza (presidente), no concedió el trofeo, debido a lo cual fue abroncado ruidosamente por el público.
Este día, Diego Ventura ha logrado su sueño: una enfervorizada afición le ha sacado a hombros, en lo que es tan sólo el principio de lo que le gloria que le aguarda en este imponente escenario taurino.
Fotos: Miguel López
México DF
Toros: Garfias
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