El mejor Diego Ventura

11/11/2023

PACHUCA
Ovación y dos orejas y rabo
Marrón

 

Y emergió en Pachuca el Diego Ventura más grande. El torero total y magistral empeñado en seguir elevando el rejoneo a cotas impensables. El mejor vehículo para ello son faenas como la cuajada a Perlito, un buen toro de Marrón, con el que compuso una obra total. Lo recibió de salida con Quizás, pero fue ya en banderillas con Fino cuando empezó a trazar pasajes de una gran emoción y verdad. Como en el toreo de costado, con el toro embistiendo en bravo, apretando, y la cabalgadura sosteniendo ese caudal con pulso impecable. Se la jugó Ventura en los cambios por dentro, de tan ajustados entre el animal y las tablas, así como después en un puñado de quiebros soberbios, inverosímiles incluso, por cuánto demoró los embroques para ejecutarlos en la misma cara del burel. Cargando mucho la suerte, absorbiendo toda la embestida con los pechos de Fino hasta meterse al de Marrón bajo el estribo y clavar. Luego vino el derroche portentoso de Bronce. Su capacidad para hipnotizar a los toros y congelar las suertes de todo el tiempo que se queda en ellas. Con y sin cabezada, fue la de Diego Ventura una colosal exhibición de valor y de temple envolviendo a su oponente en una hermosa espiral de toreo con la cara del caballo metida entre los pitones del toro. Se cobró después con Generoso un par a dos manos sencillamente genial, como absolutamente compacto fue el carrusel de cortas. La rúbrica fue un extraordinario rejón final que, inevitablemente, le puso en las manos al rejoneador de La Puebla del Río las dos orejas y el rabo y toda la pasión del público entregado sin condición.

Pinchó en primera instancia a su primer toro y eso le dejó sin premio material, a pesar de que todo lo puso Diego frente a un toro que fue noble, pero al que faltó más ambición. Lo recibió con Joselito y lo templó hasta el infinito ya en banderillas con Velásquezdesde el mismo momento del embroque para luego quedárselo toreado y conseguir así meterlo en el canasto salvando la renuencia del animal, al que, como queda dicho, le costaba terminar de ir hacia adelante. Luego con Bronce desplegó también la habitual exhibición de dominio en terrenos del máximo ajuste, en distancias muy cortas y pulseando las embestidas no siempre uniformes del ejemplar de Marrón, al que se dejó llegar una barbaridad. Ejecutó un exacto carrusel de cortas con Generoso con el toro cada vez más cerrado. Justo por eso, no le ayudó en el primer encuentro con el rejón de muerte.