El hondo libreto de Ventura

22/07/2023

ROQUETAS DE MAR
Oreja y dos orejas
Los Espartales

 

Un excelente primer toro, noble, galopando y con clase, y un segundo, con el fondo de fuerzas justo, sacaron hoy a relucir en Roquetas de Mar el hondo libreto de Diego Ventura. Su manual de magisterio insondable. La amplitud de registros de una cuadra en continua renovación, en la que hoy debutó Isco -sí, como aquél de sus comienzos- y donde se asomaron también Quizás y As de Oro, que la fragua del cigarrero sigue muy candente y productiva.

Su primer oponente de Los Espartales fue un toro de muchas posibilidades, que quizá empezó poniéndose por delante, pero al que ahormó ya en el primer tercio con Quizás, a cuya cola se lo ató para torearlo de costado y por dentro como si ya fuera en banderillas. Un tercio que abrió con el temple innato de Nómada. Temple para ser capaz de imantar a milímetros la embestida del toro de Los Espartales y torearla de nuevo de costado y por dentro para después cambiarle de costado con los pitones casi rozándole. Como las piruetas siguientes. Con Nivaldo quebró con sincera emoción, muy arriba también, en un derroche de capacidad y de belleza, la que derrama este caballo. Debutó Isco para expresarse también con solvencia y clase. Dejó un rejón entero por arriba y estrenó su balance con un trofeo.

Ya de salida, se mostró muy poco su segundo. Lo paró con As de Oro frente a la frialdad del de Los Espartales. Ya con Fino, le llegó a la misma cara para clavar, apurando los tiempos de las suertes para que resultaran reunidas. No había explotado todavía el ambiente en torno a la obra de Ventura cuando sacó a Bronce y emergió la magia. Se metió literalmente entre los pitones del toro, le puso los pechos y ahí se quedó, pasándoselo muy cerca y muy despacio una y otra vez en una exhibición brutal de dominio y de valor. Ahí sí se le entregó óleo público al comprobar cómo el genio había hecho otra vez magia con un toro al que exprimió por encima de su fondo. Dejó un inmenso par a dos manos con Guadiana antes de cobrar un rejón tras pinchazo que tiró sin puntilla. Diego coronó así, con dos orejas más, otra tarde de emociones encendidas.