Cuándo y cómo empezó a torear: La primera vez que toreé con público fue en la Puebla, en una becerrada que hicieron en la que curiosamente toreó Álvaro Guisasola y Morante. Todos teníamos 7 u 8 años. Toreamos cada uno una becerra. Y ya luego con 9 años maté el primer becerro en Coria.
A partir de ahí, cada vez iba entrenando más, veía que era eso lo que quería. Mi padre me fue comprando caballos viejos que habían toreado con otros rejoneadores antes, que habían sido buenos, pero ahora estaban cojos o tenían problemas. Así me hice con una cuadra de 3 o 4 caballos que yo montaba siempre y con los que toreaba las becerras.
Carrera profesional: Al principio fue difícil porque no me dejaban torear por la edad. Me acuerdo que una vez en Villamanrique que iba a salir con mi padre a poner dos banderillas y no me dejaron. Cuando cumplí los 14 años me falsificaron los papeles, porque hasta los 16 no se podía torear, y fue cuando empecé a torear en Tabara, un pueblo de Zamora. A partir de ahí empecé a torear por los pueblos.
Inicios: Para mí los primeros recuerdos son bonitos, más si tenemos en cuenta que yo soy de la opinión de los que ven la ilusión de los chavales jóvenes que empiezan, donde los padres han sido rejoneadores o tienen una cuadra muy buena y torean grandes corridas, y me veo reflejado. Mi padre en todo momento me ayudó, me ayudó en todo lo que podía, pero claro luego al empezar en la mayoría de los sitios te pedían dinero y mi padre no podía pagarlo. Entonces él me buscó como apoderado a Julián Alonso que me hacía toda la parte de Ávila, donde las corridas son muy duras y donde te puedes encontrar un toro de 5 años con 600 kilos en una plaza portátil que es muy pequeña. Cuando no tienes experiencia enfrentarte a este tipo de situaciones es difícil, pero es experiencia y te sirven porque al final cuando tú llegas a una plaza como Sevilla y te encuentras con un toro de Bohórquez en vez del ‘tío picardía’ y que pesa un poco menos, con esa plaza tan bonita, con tanta gente… pues se termina haciendo todo más fácil. Fueron buenos años porque me llevaban por esos sitios, me pagaban mis gastos y me pagaban por mi trabajo entre 1.600 y 1.800 euros. Y ya así pues empecé a torear.
Julián Alonso: Julián Alonso fue el primer apoderado que yo tuve desde que empecé a torear que tenía 14 años y toreaba con papeles falsificados. Hoy todavía sigue a mi lado.