Derroche de plenitud

20/08/2022

CUENCA
Oreja y dos orejas
Ángel Sánchez y Sánchez

 

Nuevo derroche de plenitud de Diego Ventura en esta temporada apasionante que está completado. Hoy, en Cuenca, donde se ha cruzado con buen lote de toros de Ángel Sánchez, que ha disfrutado en sus virtudes y mejorado en sus carencias para hacerlos aún mejor. Tarde deslumbrante del jinete cigarrero, al que un año más se ha rendido la afición conquense por la dimensión que ha brindado.

Fue bueno el primero de sus oponentes y Ventura lo cuajó de principio a fin desde el recibo con Guadalquivir. Quería que se moviera y lo midió mucho de salida con un único rejón de castigo. El toro se movió, Diego lo había visto y sacó a Nazarí, que se lo hiló al estribo del torero y lo condujo de costado a milímetros, sin que ni siquiera le rozara por más que siquiera el aire cabía entre la embestida y el temple mágico de Nazarí. Tres banderillas clavó que fueron como tres resortes que dinamitaron el ambiente en la plaza, que se entregó al magisterio del genio. Aún ardían las llamas cuando entró en juego Lío, con el que clavó al quiebro de manera espectacular después de darle toda la plaza en el cite, llegar a sus cercanías a alta velocidad, detenerse en seco, quebrar y clavar sin solución de continuidad. Mantuvo altísimo el listón de la intensidad de la faena con Guadiana con las cortas al violín que precedieron a dos pinchazos previos al rejón definitivo, lo que, sin duda, redujo el premio.

Que no se le escapó ante el cuarto, al que fijó sobre la grupa de Joselito con tanta suficiencia como belleza. Inició el tercio de banderillas con Fabuloso y fabuloso fue. Desde el toreo de costado, los cambios de terreno por los adentros desafiando las leyes de la física, a cada banderilla al quiebro y su salida con ajustadas piruetas. Deslumbró con Gitano al violín y al pitón contrario y entusiasmó con Bronce, toreando sin cabezada y conquistando los espacios del toro para hacerlos absolutamente suyos. Clavó rosas con Guadiana y recetó un rejón entero tras un pinchazo, que no fue óbice para que Cuenca le abriera un año más su Puerta Grande.