Da igual las circunstancias

24/06/2022

CASTELLÓN
Oreja y dos orejas
Adolfo Martín

 

Da igual las circunstancias. Si los toros embisten o no, si le ofrecen más o menos opciones, si se mueven o se agarran al piso. A Diego Ventura le da igual las circunstancias porque lo suyo es triunfar de manera inapelable. Como hoy en Castellón, ante los toros de Adolfo Martín, que colaboraron menos de lo que es habitual en este hierro, sobre todo, por su falta de raza. Da igual. Diego se montó encima de ambos con dos faenas sin pausa alguna, de una superioridad abrumadora, pura capacidad para descifrar las interrogantes que los toros planteaban y minimizarlos hasta el punto de triunfar sí o sí. Cortó tres orejas, pero pudieron ser más de haber acertado antes con los aceros ante su primero.

Fue éste un faenón a un toro agarrado al piso, lo que Ventura resolvió pisando terrenos de mucho compromiso porque solo ahí emergían las acometidas del ejemplar de Adolfo. No lo castigó de salida con Campina e impuso su autoridad en banderillas con Velásquez y Bronce, dicho queda, extremando al máximo los encuentros. Al quiebro con Velásquez, quiebros de escalofrío rematados con piruetas donde los pitones queman, y reduciendo los espacios para quedarse y mandar con ellos con Bronce, siempre espectacular. Prolongó la redondez de su obra con las cortas con Guadiana, pero llegó el borrón en el momento donde no cabe fallar y ahí vio reducida su recompensa. Con todo, la petición de oreja fue más que unánime.

Otra faena grande fue la del sexto, segundo de su par. Otro toro que ayudó muy poco y frente al que se la volvió a jugar en un tercio de banderillas soberbio. Con Nazarí, intentó Diego una y otra vez encelarlo y tirar de él y, cuando lo consiguió, fue porque se lo metió literalmente, bajo el estribo. Y con Lío, dejó un puñado de quiebros de electricidad pura, dando todas las ventajas hacia dentro a su oponente, retrasando el embroque todo lo posible para propiciarlo cuando la grupa ya casi tocaba las tablas porque los planteó perdiendo pasos hacia atrás mientras que el toro se agrandaba en su querencia. Hirviendo la plaza, ahora sí le puso Ventura la rúbrica esperada con el rejón. Incluso, echó pie a tierra para descabellar y marcarse algún muletazo de mentón hundido en el pecho que entusiasmó a la gente. Por eso la petición del rabo. Y eso que no tuvo rivales delante, pero, con Diego Ventura, da igual las circunstancias.