Buena actuación sin trofeos por culpa de la espada

Diego Ventura ha tenido una actuación sobresaliente en la corrida nocturna celebrada hoy en Mallorca, donde no ha conseguido trofeos por el mal uso de los aceros. De haber funcionado el rejón de muerte, Ventura habría conseguido al menos una oreja de cada todo, ya que supo sobreponerse a la escasa colaboración de la corrida de Bernardino Píriz.

Al primero de su lote lo recibió con Chocolate, clavando dos rejones de castigo a un toro que ya de salida se ponía por delante y manifestaba a las claras la mala condición que iba a desarrollar. Diego supo encelarlo muy bien en los medios como prólogo de una actuación en la que estuvo muy por encima de su enemigo.

Pese a la complicación de este toro, Ventura resolvió muy bien con Cheke, con el que clavó dos banderillas muy buenas. A continuación sacó a Ribatejo con el que puso dos palos de frente, muy por derecho y con una gran verdad. Cerró actuación con Juncal, con el que clavó tres cortas antes de pinchar en dos ocasiones. Este fallo con el acero le privó, al menos, de un trofeo. Fue ovacionado en reconocimiento a su mérito.

Al segundo lo paró de forma magistral con la yegua Triana, con la que dio pasadas extraordinarias de pecho a rabo, como si propinara auténticos naturales al toro de salida antes de dejarle dos rejones de castigo. Este ejemplar de Píriz se dejó algo más, lo justo para que Ventura le cuajara una gran faena.

La comenzó con Demonio, caballo nuevo que ya sacó en el festival de Almonte pero que en Mallorca debutó en corrida de toros, causando una gratísima impresión a pesar de su juventud. Demonio envolvió al toro muy bien, colocando dos palos muy buenos y bien reunidos en los que el equino debutante dejó excelentes sensaciones. La faena alcanzó la cima con Wellington y dos quiebros extraordinarios en los medios que pusieron a la gente en pie. Cerró otra vez con Juncal, colocando tres cortas y adornándose metiéndose entre los pitones. Dejó un rejón contrario y tuvo que descabellar tres veces, por lo que las orejas se esfumaron. También fue ovacionado.

Fotos: Carlos Núñez

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