Arrollador

10/07/2021

ESTEPONA
Dos orejas y dos orejas y rabo
María Guiomar Cortés de Moura

 

Cuatro orejas y un rabo y otra plaza de toros a reventar. Diego Ventura sigue a lo suyo: arrollando. Haciendo feliz al público que acude al reclamo de su propuesta de emoción y espectáculo total. Pero de magisterio, sobre todo. De poso insondable. De ambición también. De esa ambición que le alimenta el alma en busca siempre de más. Una búsqueda que encuentra y que se materializa en tardes -otra vez en tardes como la de hoy- en las que ofrece un espectáculo infalible e inapelable. Por eso triunfa como lo hace. Por eso llena las plazas como lo hace.

Fue bueno su primero de Cortés de Moura, aplaudido en el arrastre. Le cortó las dos orejas después de una faena impecable. De principio a fin. Desde el saludo con Guadalquivir, toreando tan con los pechos por delante las embestidas encendidas del burel, al cierre con Remate y el carrusel de cortas apurando embroques donde cabía el aire y poco más. Y enmedio, la joven madurez de Fabuloso, tan completo, tan capaz, tan templado para torear muy despacio llevando al toro cosido a milímetros y resolver con ajustadas piruetas que le imprimen una sincera emoción al tercio de banderillas. Que va a más cuando sale Bronce y roza lo imposible. Tantas veces contadas ya, pero siempre sorprendente. Broncehabita en los terrenos donde no hay vuelta atrás y ahí torea como pocos caballos lo hacen en los espacios de la normalidad. Cumbre Diego con Bronce, cumbre. Mató de un rejón entero tras un pinchazo previo y la concesión del doble premio fue indiscutible.

Los máximos trofeos fueron a sus manos del cuarto, que fue un animal menos lucido, más renuente. Se la jugó Ventura con Velásquez arriesgando los envites por los adentros antes de enloquecer a la plaza con Lío. Cada banderilla al quiebro, todas ellas distintas en su planteamiento, es eso, una locura. Esa forma de apurar hasta donde parece que ya no se puede. Ese valor para jugársela una y otra vez. Esa fantasía para hacer la suerte, por ejemplo, perdiéndole pasos al toro, dándole toda la ventaja de su querencia a tablas, tirando al aire la moneda del todo o nada, dejándoselo venir para reaccionar en el último segundo y quebrar y clavar y salir y vibrar y hacer vibrar… Una locura. El broche fue con Guadiana, otra de las sensaciones de esta temporada deslumbrante, con un par a dos manos que fue la constatación del triunfo por encima de todo en una tarde redonda. Arrolladora. Como todo Diego Ventura este año. También este año.