Apabullantes, Ventura y Nazarí

29/06/2022

SORIA
Ovación y dos orejas
Luis Terrón

 

Apabullante es la palabra. Apabullante una vez más. Es ritmo marcial el suyo, implacable. Por encima también de los elementos cuando el viento no sopla de cola, como fue el caso hoy. Da igual, no es nuevo: Diego Ventura siempre se alza por encima de todo. Hoy no tuvo enfrente la materia prima propicia para hacer lo que hizo, para expresarse con tamaña superioridad. A la mínima, formó un lío tremendo. Esa mínima se la concedió el segundo de su par, un toro de Luis Terrón que, sin ser bueno, se dejó algo más que el primero. Y Diego bordó el toreo con él. Lo recibió con Campina antes de hacerle un faenón con Nazarí, el eterno Nazarí. El que siempre está, el que nunca falla, el que emerge cuando más falta hace, el que hace bueno al toro normal y muy bueno al que bueno es. Porque Nazarí lleva el temple en las entrañas y lo saca a relucir sobre el tapiz de la arena de las plazas de toros. Como hoy en Soria. Bordó el toreo Diego con su caballo estrella, su eterno caballo estrella. Bordó el toreo de costado, encelando e hilando y prolongando la embestida manejable del ejemplar de Terrón hasta hacerlo mejor de lo que era. Y como paradito fue, allá que se fue Ventura a buscarlo con Lío en quiebros de tamaño mérito porque el astado ayudaba muy poco y obligaba a echarse literalmente encima. Lo hizo al encuentro y a toro parado y dejándoselo venir todo lo más y más. Es impresionante la seguridad del cigarrero con este caballo para pisar esos terrenos y apurar tanto los embroques. De ahí la emoción que prende todas las mechas. El lío ya estaba formado, pero quiso coronarlo y sacó a Bronce, que terminó haciéndose dueño y señor de la escena, de los espacios, del toreo. Tantas veces ya así definido: un puro prodigio. Esta vez no se demoró con el rejón de muerte, fulminante, a la altura de la obra finalmente premiada con las dos orejas.

Contadas opciones le dio su primero, deslucido por manso y parado. Se montó encima Diego Ventura, que le extrajo más jugo del que por dentro llevaba. Expuso una barbaridad con Nómada, que sigue creciendo, pisando también terrenos comprometidos. Y arriesgó con Guadiana al clavar las cortas, volcándose al hacer la suerte y en los desplantes posteriores. Pero pinchó y tuvo que hacer uso del descabello, injusto para con su esfuerzo ante un toro que le correspondió con tan poco. Porque también con él estuvo Diego Ventura sencillamente apabullante.