Linares, como siempre

26/08/2023

LINARE
Silencio y dos orejas
María Guiomar Cortés de Moura

 

Después de dos años consecutivos haciendo de Linares una de las plazas de sus grandes obras en las últimas temporadas, volvió hoy Diego Ventura recogiendo el cariño y la expectación del público. Frustró su primer toro su intención de corresponder a esa bienvenida, pero, a poco que le dejó el segundo, que no fue demasiado, se sacó la espina construyendo una faena de dominio absoluto.

Y es que se resarció Diego en ese segundo, un toro, también sin clase ni entrega, que le sirvió algo más porque, al menos, se movió. Ya todo lo demás lo puso Ventura, que le cogió el ritmo exacto de salida con Guadalquivir. Lo enceló y lo fijó con prontitud y lo cuidó para luego exprimirlo y cuajarlo con Nómada, con el que lo hiló en milímetros para conducirlo de costado por el amplio diámetro del ruedo linarense y meterse por dentro por la escasa rendija que quedaba entre el burel y las tablas. Ya con Lío y con el toro yendo a menos, lo citó y lo provocó de largo, se lo fue trayendo al tiempo que le perdía pasos, lo esperó todo lo posible y quebró en dos metros haciendo la suerte con suma precisión. Se volcó sobre el morrillo con Guadiana para dejar un trío de rosas antes de recetar un excelente rejón final que le valió el doble premio.

Lo intentó paciente y honesto con su primero, que fue un toro vacío de fondo, de raza y de bravura. No dijo nada frente a los intentos de Ventura de rascar algo en su poso tan árido. Ni con Fabuloso ni con Bronce, por más que le llegó al mismo roce de los pitones, pudo romper el muro de mansedumbre de su oponente. Mató con Isco y el silencio fue el único eco.