Histórico triunfo en Campo Pequeno

Diego Ventura ha cuajado una actuación histórica en su debut en el coso lisboeta de Campo Pequeno, donde ha colgado el cartel de ‘no hay billetes’ y ha dado hasta cinco vueltas al ruedo en el mano a mano librado con Joao Moura Jr. La tarde de Ventura ha ido siempre a más y ha concluido con una faena pletórica e inolvidable al quinto toro, en el que ha sido obligado a dar tres vueltas al ruedo, lo que en España equivaldría a cortar un rabo.

A Diego Ventura le tocó abrir plaza porque confirmaba alternativa. Ya en este primer toro, que brindó a su padre, sentó las bases de lo que sería su gran tarde. A éste lo paró con Maletilla dando vueltas muy cerradas, siempre ceñido y muy templado, colocando dos ferros. En una de estas acciones el caballo perdió una mano y cayó, sin consecuencias para el ginete ni para el animal, que volvió a galopar enseguida. Con Nazarí consiguió calentar el todavía frío ambiente con galopadas de costado y dos palos muy buenos, buscando el pitón contrario. Con Califa puso un gran par a dos manos y tres cortas, adornándose haciendo el teléfono. Dio la primera vuelta al ruedo.

Al segundo de su lote -tercero de la tarde- lo paró con Cheke, pero fue con Wellington cuando alcanzó los momentos más impresionantes de la faena, sobre todo en la segunda banderilla que clavó al quiebro de forma excepcional. El primer quiebro también fue soberbio. Con Ginés y su vistoso balanceo acabó de calentar el cotarro, clavando dos banderillas muy buenas. Con Califa puso las cortas completando otra faena de gran nivel con la que logró dar la segunda vuelta al ruedo.

Pero fue en el quinto cuando Ventura logró el no va más. El histórico coso de Campo Pequeno, que no había visto nunca torear al jinete de La Puebla, se vino abajo con la genialidad de Ventura, que demostró en la tierra de sus padres quien tiene la supremacía del rejoneo en el momento actual.

La apuesta de Ventura en este último toro fue fortísima. Tanto es así que con Chocolate esperó al toro en la puerta de chiqueros colocando dos ferros impresionantes, el primero de salida y el segundo colocando al toro de punta a punta de la plaza y yendo a su encuentro con una fuerza impactante. Con Revuelo templó de forma magistral la embestida del de Bohórquez, dando dos vueltas al ruedo y metiéndose por los adentros en dos ocasiones, lo que puso la plaza en pie. Colocó dos banderillas con mucha verdad.

Pero lo de Distinto fue el acabose. Ventura jugó con las distancias y dotó de una verdad absoluta a lo que hacía en el ruedo. Con el toro cerrado en un extremo de la plaza, se fue andando hacia atrás a la otra punta del ruedo, una vez allí partía al encuentro con un toro que se arrancaba con fuerza, dándole un quiebro en los medios que hizo retumbar los cimientos de la plaza. Pero huzo más: Diego repitió la acción, cambiando al toro de terreno. Esta vez citó desde los medios y cuando el toro partió, él lo esperó andando para atrás y clavando uno de los pares más ajustados y escalofriantes que le hemos visto. La plaza se caía de la emoción.

Para rematar sacó a Morante que, después de clavar con pureza dos banderillas, ofreció su espectáculo de morder al toro. Aquí ya Ventura echó pie a tierra, besó el albero luso y fue obligado a dar tres vueltas al ruedo. Fue un colofón de oro para una tarde que queda para la historia personal de Ventura y para los anales del coso de Campo Pequeno.

Fotos: Carlos Núñez

01/07/2010

Lisboa (Portugal)
vuelta, vuelta y tres vueltas al ruedo
Toros: vuelta, vuelta y tres vueltas al ruedo


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