Y de la chistera salió Gitano…

08/09/2018
MOURA
Vuelta y dos vueltas
Alves Inasio
Nunca lo den todo por visto ni por olvidado algo cuando se trata de toreo a caballo. Porque siempre aparece el mago Ventura sacando de su chistera la chispa deslumbrante de la magia Esta vez fue Gitano. Un luso-árabe de seis años marcado con el hierro de Óscar Borjas del que el propio jinete dijo el pasado lunes en Las Ventas que será “una locura de caballo”. Sabe Diego por qué lo dice. Y, además, lo constata. A las primeras de cambio. Por ejemplo, hoy en Moura, la plaza portuguesa donde Ventura ha sumado un triunfo rotundo ratificado con tres vueltas al ruedo. Transcurría el tercio de banderillas, donde el jinete de La Puebla del Río ya había conquistado al público con Fino toreando de costado. Sacó entonces a Gitano –otra apuesta del Genio- e iluminó la plaza de Moura como lo hacen los rayos los días de tormenta al ejecutar dos banderillas al violín después de quebrar en un palmo de terreno. Así. Deslumbrante. La plaza se caía… Era el último alumbramiento de la chistera inagotable de Diego Ventura. Fue bravo este toro de Alves Inacio, que el rejoneador paró con Lambrusco. Se movió el segundo de su lote, pero lo hizo menos boyante, sin la franqueza del anterior. Pero se movió y eso es materia prima suficiente que Diego convierte en oro. Fue decisivo en ello el papel de Guadalquivir en el recibo, esa forma suya de aplicar el temple que corrige y matiza. Lo terminó de perfilar el gran Nazarí, otra vez soberbio, que toreó de costado con el ajuste imposible que este caballo hace posible y real cada tarde de toros. Y conectó mucho con el tendido cuando Ventura, conduciendo de costado, le cambiaba de lado en un exhibición de doma y de dominio. Como luego los quiebros con Lío, eléctricos y emotivos, y, desde luego, el par a dos manos con Dólar, el mejor corolario de una noche impecable y magistral. Por eso la gente obligó a Diego Ventura a dar la segunda vuelta al ruedo al terminar. Y fue de clamor.