Esa bella cita de cada abril con Almería

06/04/2019
ALMERÍA
Dos orejas
Viuda de Francisco Amián
La de Diego Ventura con Almería cada mes de abril es una cita ya tradicional para ambos, en la que ambos, torero y plaza -y afición, pues- se demuestran que se quieren y se corresponden con el máximo cariño. Por eso regresa siempre Diego a este festival a benefición de la Asociación Española Contra el Cáncer y la Asociación de Discapacitados Murgi de la capital andaluza. Y vuelve para darlo todo y triunfar siempre. En el caso de hoy, frente a un buen novillo de la Viuda de Francisco Amián, que se movió con mucha alegría y que se empleó humillando ante las cabalgaduras, lo que permitió al rejoneador ejecutar ese toreo de ajuste al límite donde brota lo privilegiado de su nivel. Así fue ya de salida con Joselito, una de las novedades en la cuadra, que viene de México y que ha debutado hoy en suelo español atesorando ya esa clase innata que le asoma desde su propia fisonomía. Tiene clase Joselito y una expresividad natural que le concede empaque a las suertes. Ya en banderillas, se dejó llegar una barbaridad al utrero, cuya codicia recogía y atemperaba al albur del temple mágico y la capacidad mágica de Bronce, que enlaza España, México y España haciendo de cada tarde la constatación de la evidencia de que, en apenas un año, se ha convertido en uno de los pilares de la cuadra del cigarrero. Normal. Las prestaciones que ofrece Bronce son las propias de los caballos llamados a hacer historia. Bronce domina los espacios y los tiempos cuando pisa un ruedo. El grado de confianza que le profesa Diego Ventura es total, tanto como la sintonía entre ambos. Impresiona cuánto de debajo se mete a los toros, como hizo hoy con el novillo de Amián, qué cerca se los pasa, cómo los atempera y, en definitiva, los torea. Es como una especie de tornado que envuelve y domina. Un tornado de torería y capacidad a la que no se le adivina techo. Luego de Bronce salió Fino, otro dechado de recursos, valor y sentido innato del temple, un caballo en un estado de sazón plena que se traduce en la seguridad que destila en la plaza. Divirtió Ventura al público almeriense a base de hacer el toreo. Y triunfó de nuevo, renovando la vigencia de una relación que cada abril bendice una y otra vez.