09/11/2018
LEÓN GUANAJUATO
Dos orejas y rabo
San Isidro
Ha cambiado de casa, pero el patio sigue siendo suyo. El patio de la casa del toreo pertenece a Diego Ventura. Sin solución de continuidad, como si el tiempo interminable de una temporada que unió sin remisión España, Portugal y Francia con México no hiciera mella en él, como si avivara la llama de la ilusión con la gasolina del triunfo que no cesa, el rejoneador ofreció hoy otra exhibición en León de Guanajuato, en el homenaje a beneficio de la Fundación Zotoluco y en el umbral de entrada de su muy esperada cita de mañana con la Plaza México. Otro derroche, otro despliegue. De tantas cosas, de todo, ante un buen toro de la ganadería de San Isidro, que se movió y tuvo emoción, lo que permitió al torero de La Puebla del Río exponer su concepto de rejoneo total desde la máxima de la pureza. Lo recibió con Jaguar para, a continuación, componer un sobresaliente tercio de banderillas en el que a la versatilidad de Colombo y el prodigio de doma que es Dólar se unió la redondez cada vez más redonda de Bronce, puro valor, temple puro, pura belleza en su forma de hacer el toreo, tan puro. Rubricó la faena con Toronjo para cobrar un certero rejón y sumar el segundo rabo en sus dos tardes mexicanas. Feliz el torero y feliz el público que abarrotó los tendidos de Campo Alegre, una plaza tan singular, tan coqueta, tan especial, tan sencilla, tan bonita y tan suya, compartió Diego la vuelta al ruedo con el ganadero Francisco Guerra. Esa felicidad que delataba su sonrisa es el mejor termómetro para medir cómo llega el Genio a su gran cita con la México.