El broche que Sevilla merecía

12/10/2019
SEVILLA
Oreja con petición de la segunda
Corté de Moura
 
Y llegó el final de la temporada de 2019 en Europa y llegó siendo el broche que merecía en el escenario perfecto. En Sevilla, con la Maestranza a rebosar, le puso Diego Ventura el punto y seguido a un año de nuevo inolvidable, en el que ha roto con todos los cánones de lo establecido para definitivamente consolidar otro tiempo, otra época. El tiempo y la época que le pertenecen y que lleva por nombre su nombre. A unos días de volver a México –como si de México hubiera regresado anteayer sólo-, el jinete de La Puebla del Río escribió hoy en el ruedo maestrante otra obra sin parangón común, sino rebosante de fantasía y de sorpresa, de destellos que fueron como tsunamis de pasión. En la línea de lo que no conoce línea, en la senda de un año 2019 que merece ser desmenuzado faena a faena y tarde a tarde. Tan torero como templado en el recibo. Tan mágico como virtuoso en el toreo de costado, hilado el novillo de Cortés de Moura a ese hilo invisible que todo lo puede y que todo lo mueve. Tan soberbio como insuperable en cada quiebro, a cual más exacto, a cual más al limite, a cual más impresionante. Ventura saca de la chistera de su inventiva faenas plenas de pasajes que impactan y deslumbran. Quizá se agarrara el palco a los milímetros trasero que cayó el rejón de muerte para privarle de la segunda oreja que le pidió Sevilla. Quedó en una. Aunque lo que de verdad quedó fue el broche que merecía un año así y en un escenario así. Y ahora, México…