Preparado para la México

02/02/2019
VAL´QUIRICO
Dos orejas y ovación
San Isidro y Rancho Seco
Como quien sabe que la México está a la vuelta de 48 horas. Como quien ya vive inmerso en ese reencuentro y revestido de la máxima responsabilidad que le es propia. Como quien busca en el fondo sin fondo de su Tauromaquia, Diego Ventura pasó por Val´Quirico arrebatado y arrebatador, sintiéndose ya, calibrando sus sensaciones, templando el pálpito de las grandes ocasiones. Y, como consecuencia, brindó una tarde hoy de alto nivel por más que su lote de toros le concediera las prestaciones justas. Se dejó su primer toro, del hierro de San Isidro, que tuvo en la nobleza su principal virtud, aunque se agarró un tanto al piso. Compuso ante él Ventura una faena que fue un compendio de capacidad lidiadora y de búsqueda constante de recursos para mantener viva la conexión con el tendido. Si un caballo rezuma ambos cualidades, ése es Bronce, que viene cuajando, como en Europa, una excepcional campaña mexicana. Con Bronce pisó Diego terrenos de cercanías, toreó por la cara, de costado y metiéndose por dentro, encelando a milímetros y clavando muy en corto y, siempre, componiendo con la belleza que fluye en él con luminosa naturalidad. Gitano puso a continuación la emotividad de su forma de hacer la suerte de clavar al violín tras quebrar y con Prestigio supo el rejoneador disparar la transmisión con el público al adornar las suertes con levadas impecables e impregnar su labor de la precisa ligazón que dio dimensión compacta al final de la obra. Mató pronto y se alzó con sus dos primeros trofeos garantizándose así su cuarta puerta grande consecutiva en lo que va de 2019. El segundo de sus oponentes llevó el pial de Rancho Seco y fue muy deslucido. Con todo, le planteó el torero su faena como si fuera bueno, sin buscar excusa en su condición, sino superándola con el valor sincero que derrama Oro y que permite a Diego Ventura llegar a límites sin vuelta atrás con tal de encender las embestidas y casi inventarlas. Destilaba cada pasaje del jinete con Oro una sensación de poder y de dominio, de suficiencia y de seguridad, realmente impresionante. Como impresionante fue su actuación con Dólar, con el que Diego dejó momentos sublimes, en un derroche de doma privilegiada. No fue sólo el par a dos manos sin cabezada, sino cada embroque, cada suerte, cada entrada y cada salida de ellas, cada quedarse en ellas, la manera de mandar con las piernas y con la química tan especial que une a Diego Ventura con Dólar. No es que se entiendan, es que se sienten. Son sincronía pura. Complicidad, fusión. Entusiasmó semejante despliegue, propio de quien ya late al latido que marca saberse a 48 horas de la México. Fue injusto el borrón con el descabello porque dejó sin premio al torero de La Puebla del Río. Aunque fue el premio gordo de su toreo mayúsculo lo que él regaló hoy en Val´Quirico, por encima del escenario, la antesala del reencuentro más esperado.