Ventura y Jaén, pura química

Le sienta bien Jaén a Diego Ventura. Y Diego Ventura a Jaén. Hay plazas que tienen química para los toreros y toreros que desprenden química para determinadas plazas. Hay feeling entre Jaén y Ventura y hoy se puso otra vez de manifiesto en el festival a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer en el que el rejoneador de La Puebla del Río fue uno de los triunfadores. Suyas fueron las dos primeras orejas del festejo, obtenidas de un novillo jabonero con el hierro de Juan Pedro Domecq, que fue noble, aunque también exigió del jinete implementar ese don que se llama temple y que, como hoy, multiplica las posibilidades del bravo. Tras recibir y parar al novillo con Guadalquivir, cimentó Diego su actuación sobre Roneo y Fino. El primero puso la lidia, esa capacidad innata que le alumbra para interpretar lo que pide cada toro -novillo hoy- en función de sus características. Roneo auna inteligencia y pulso, cabeza y corazón, y lo aplica en favor de administrar las condiciones de sus oponentes. Hoy lo hizo, por ejemplo, para encelar al novillo de Juan Pedro y conducirlo toreando de costado a dos pistas por los adentros aprovechando su nobleza. Hubo empaque en el envite por la capacidad de Ventura de torear en todos los terrenos y llegar mucho a la cara del utrero para ahí provocar sus acometidas y acompasarlas con tacto sumo. Como el burel se iba parando, sacó entonces a Fino para dejar banderillas al quiebro que tornaron en calor de julio el frío de este invernal inicio de la primavera en tierras del Santo Reino. Era apenas el primer capítulo de un festival que se presumía largo y ya ahí tenía Diego Ventura al público metido de lleno en lo que pasaba en el ruedo. Se apoyó en Bombón para el último tercio y cobró un rejonazo entero que no hizo sino confirmar la entrega de Jaén a Ventura. Dos orejas para corroborar lo compacta de su actuación y para renovar que hay química entre ambos.  
25/03/2017
 Jaén
 dos orejas
Juan Pedro Domecq