La excelencia de una cuadra única

Son los otros grandes protagonistas. Los cómplices necesarios. En definitiva, la mejor y más grande consecuencia de tanto y de todo. Los caballos de Diego Ventura. Su cuadra. El mejor reflejo de la personalidad del torero. Su mayor ilusión. Aquello por lo que vive. Una cuadra única, "la mejor de todos los tiempos", a decir del propio Diego. "No me considero el mejor rejoneador de la historia, pero sí estoy convencido de que tengo la mejor cuadra de la historia", insiste una y otra vez al tiempo que explica que "sólo es posible conseguirla trabajando sin descanso y montando nueve y diez horas diarias".

Y es que otro de los logros que está alcanzando Ventura es que público y aficionados conozcan ya a sus caballos por su nombre. Es decir Nazarí, Dólar, Fino, Lío o Remate y la gente ya sabe que son los caballos de Diego. Como también Lambrusco, Guadalquivir, Bronce, Importante, Campina, Universo, Toronjo y tantos más. E incluso, Sueño, que este año no se ha estrenado aún por culpa de una lesión de la que se le está cuidando con todo el mimo y las máximas garantías. Todos forman una pléyade que, sin embargo, no concluye en ellos, que cuenta por detrás con más animales que forman parte del futuro, pero también del presente ya, de una cuadra que no para de crecer. En cantidad y en calidad. De ellos habla estos días su propietario con la mayor ilusión y con toda la justicia: "También ellos tendrían que haber salido a hombros. Sin ellos, nada es posible", sentencia Diego Ventura.