Un huracán que ilumina Estepona

08/07/2018
ESTEPONA
Dos orejas y dos orejas
Julio de la Puerta
   
Aprieta, por fin, el calor estos días en Andalucía. Cobra el verano apariencia de verano. Ha costado, se ha dejado querer, pero ya hace calor. Un calor atenuado hoy en Estepona por un huracán de toreo llamado Diego Ventura. Nada nuevo, pero, aún así, siempre sorprendente porque a nadie deja indiferente. Un huracán de frescura y de ambición, de capacidad y de luminosidad. Una bocanada de felicidad en forma de toreo, de toreo a caballo. Va la gente a las plazas -tres cuartos largos hoy en Estepona- buscando aquello que le cuentan de otros sitios y resulta que, llegan a sus lugares, allí donde llega Diego Ventura, y las expectativas se cumplen en forma de eso, de bocanada, de aire fresco, de huracán que, más que arrasar, inunda. Nada podía pararle hoy. Ni siquiera lo a contraestilo de dos toros que no regalaron nada, que aguardaron y se desenvolvieron con mansa condición. Pero nada podía parar hoy a Diego, desatado, suelto, clarividente, inspirado, seguro, fuerte, ambicioso, como tantas veces, como siempre... Salió algo frío su primer oponente, distraído, pero le llegó y se dobló con él el jinete en la corta distancia con Campina buscando romper ese no querer del astado. Ya en banderillas, lo lidió con Bronce con esa amplitud de registros de que es capaz este caballo, tan nuevo, pero tan sabio. Tan capaz desde su sangre, desde lo que le late. Se fue Ventura con Bronce a los dominios de la reserva donde le esperaba el burel y ahí le plantaba guerra, llegándole al aliento mismo para cuartear donde los pitones queman con sólo acercarse y hacer la suerte en el punto del encuentro donde la moneda se lanza al aire. Y siempre salió cara. Porque la suerte no siempre depende sólo del azar, sino también de la voluntad férrea de quien la busca. Aún más se la jugó en banderillas al quiebro con Lío que fueron un desafío mismo a esa actitud reservona del toro de Julio de la Puerta. Ni una duda en Diego Ventura, ni un segundo perdido, todo hecho en un conjunto compacto que destiló un asombroso despliegue de recursos. Tras las costas con Remate, cobró un rejón entero y recibió la justa correspondencia de las dos orejas. Otras dos obtuvo del también complicado cuarto, del mismo hierro, al que saludó con Bombón, que se consolida en el primer tercio. Tuvo templanza y valor el caballo para dejarse llegar al burel e imponerle ya desde ahí el ritmo que la faena debía tener. Fue ahí donde ya ganó la pelea Ventura por más que lo que habría de venir tampoco fue sencillo. Pero el tercio de banderillas fue otra demostración de en qué punto tiene Diego Ventura en la mano a su cuadra. Importante no tuvo reparo alguno en lidiar en los terrenos de la querencia del ejemplar de Julio de la Puerta y dejárselo llegar tan al estribo para ejecutar la suerte de esa forma de pureza y autenticidad que sólo tiene cabida en la filosofía venturista. Tras la brega y el pulso a ganador, llegó la espectacularidad de Dólar, la cima del dominio y de la suficiencia hecha doma y toreo. Se la jugó el jinete cigarrerro en las cortas al violín con Remate, clavadas con el toro estancado en el tercio y jugando con su querencia hacia los adentros, dándole las ventajas para, aun con su ventaja, imponerse el hombre al animal. El rejonazo le daba otro doble premio y acentuaba la intensidad arrolladora de un huracán que, en pleno verano, pasó hoy por Estepona inundándola de frescura y luminosidad.