El paraíso vive en California

Vivir en México este tiempo, con México, tan en México, está llevando a Diego Ventura a descubrir a cuántos paraísos llega el toro bravo y su universo. Por ejemplo a Turlock, una ciudad californiana en el condado de Stanislaus, vecina precisamente de México, que es el hogar donde vive desde hace años un buen grupo de aficionados portugueses que emigraron a aquellas tierras hace medio siglo procedente de las islas Azores. Allí se establecieron y levantaron sus familias. Pero no sólo eso, sino que sembraron y han ido cultivando la semilla de una pasión que florece en todo su esplendor como si estuviera en tierra propia. Es la semilla del toreo, la de la Tauromaquia en toda su extensión, la del amor por un animal y su cultura de vida que impregnan hasta el centímetro último del horizonte de este enclave. Hasta quince ganaderías se diseminan por él alimentando esa pasión que no tiene límites a este lado del oeste norteamericano. Sólo aquí se dan al año unas 35 corridas de toros al año y hasta existe el Grupo de Forcados Amadores de Turlock porque, a este lado del oeste norteamericano, la pasión por el toreo no sólo se vive, sino que, sobre todo, se ejerce.

En este paraíso carga las pilas Diego Ventura antes de cerrar su glorioso año 2018 el día de Navidad en Querétaro. Se fue pensando en tomar unas vacaciones, pero, ya ven, que ni de vacaciones deja de torear. Ya sea a caballo o a pie, Diego Ventura torea. Siempre torea. Torea para sentirse vivo. Y de paso, abrillanta los ojos del entusiasmo de este nutrido grupo de espléndidos aficionado que le sirven de anfitriones estos días para descubrirle cuánto de grande es el universo del toro. Un trocito de él ocupa la ganadería de Açoriana, donde ven torear a Diego en las imágenes que ilustran esta información. En plena libertad, como los paisajes mismos de Turlock, la California más ibérica, tan hispana y tan portuguesa a la vez. Casi un retiro espiritual de unos pocos momentos, de ésos que abren los ojos del alma para seguir adelante. Dice Diego que está viviendo allí “días increíbles”. Y es que es increíble asomarse al mundo y ver que todo él está impregnado del toro, del toreo y de su misterio.