Diego Ventura toma contacto con la Plaza México

La tiene en su pensamiento desde que supo que volvería. Y necesitó ir a verla, pisarla y sentirla nada más que llegó a México. Diego Ventura tiene una conexión especial con la Monumental de Insurgentes, a la que volvió el domingo para ejercer el honor de inaugurar su Temporada Grande y triunfar muy a lo grande. Una cita muy esperada que ya tuvo su preámbulo unos días antes, dado que el rejoneador tomó contacto con la plaza y sus sensaciones en un entrenamiento a puerta cerrada en el que se midió a tres novillos de la ganadería de Rancho Seco, que desarrollaron un juego excelente.

Una prueba ciertamente válida que Diego aprovechó para poner en liza a todos sus caballos, de forma que avancen en el proceso de adaptación a la altura de México. Y disfrutó el torero con el juego de los utreros de Rancho Seco, que se movieron con celo y pies y que se desenvolvieron luego con nobleza y clase. Así las cosas, Ventura se explayó para deleite de los pocos privilegiados que le acompañaron, a la par que sintió tan intenso y tan hondo el eco de la México vacía. Impresiona su eco cuando está llena e impresiona también cuando está sola e íntima. Tal fue la cosa, que el jinete de La Puebla del Río dio rienda suelta a su impulso por torear a pie en tamaño escenario, e incluso, se atrevió a parar a pie, toreando con el capote, a uno de los novillos a los que se midió. Fue una prueba extraordinaria y definitoria. El mejor augurio para lo que vino después...