De por qué Albacete y Ventura se quieren

10/09/2017
ALBACETE
oreja y dos orejas
Ángel Sánchez y Sánchez

Albacete y Diego Ventura comparten una química especial. Basta mirar no demasiado atrás para comprobar cuántos triunfos importantes y cuántas faenas sobresalientes ha logrado el jinete de La Puebla del Río en La Chata, ya centenaria. Una química que hoy se puso de nuevo de manifiesto, en primer lugar, con la extraordinaria entrada -lleno total- en los tendidos, y segundo, con la complicidad con que una vez más ambos se han correspondido. Albacete puso toda su expectación y todo su cariño. Ventura, mucho de su magisterio para construir dos faenas de peso y de constatación del lugar que ocupa.

Diego le cortó las dos orejas al segundo de su lote, un toro que no tuvo ritmo y que acometió a arreones. Lo paró con Campina para empezar a aplicar en la lidia ese toque mágico del temple que tantas cosas corrige y mejora. Abrió el tercio de banderillas con Fino para levantar desde ahí el tono de la faena gracias a una banderilla al quiebro rematada con piruetas completas y muy ajustadas en la cara del toro, al que condujo lidiando de costado alrededor del anillo albaceteño. Fue entonces el turno de Nazarí, imponente siempre, eficaz siempre, torerísimo siempre desde los espectaculares cite tierra a tierra que le dan enjundia a las suertes desde el momento mismo de su preparación. Fue después de dictar otra lección de cómo encelar y conducir a un toro tan atado al pulso y tan metido debajo de la cabalgadura. El momento álgido de su faena, el que terminó de disparar la entrega del público, fue el par a dos manos con Dólar sin cabezada. Que lo pidió el público, porque se disponía el torero a ejecutarlo con el bocado puesto y fue una voz del tendido la que pidió que se lo quitara. Así lo hizo para bordar otro par sublime. El broche llegó con Remate, con las cortas y con un rejón entero fulminante.

Un apéndice tenía ya el jinete cigarrero en su esportón de su primer toro. Que fue bueno y le ayudó, aunque salió algo suelto. Una condición que ese maestro de tantas cosas que es Nazarí corrigió al aplicar -otra vez- la medicina infalible del temple. Da igual cómo sea un toro, si bravo o si manso. No importa si se mueve enrazado o si es remiso. No cuenta si tiene ritmo o no. Tratándose de Diego y de Nazarí siempre termina siendo lo que Diego y Nazarí determinen. Hoy también. Con todo, la cima de la faena llegó después en los dos rehiletes al quiebro que clavó con Lío. Citado en largo hasta llegar a dos metros del toro, ahí frenarse, provocar el embroque y dejarse pasar por los pechos en la batida toda la embestida para quebrar y ejecutar. Tremendo. La locura. La pasión. Mató con Rematey se le concedió la primera de sus tres orejas de hoy. Un premio triple que confirma que Albacete y Diego Ventura se quieren de verdad…