Diego Ventura corona una gran tarde en Osuna

Hay veces que el dicho necesita contradecirse para seguir siendo dicho. Ya saben aquello de "tarde de expectación, tarde de decepción". Nada de eso ocurrió hoy en Osuna. La entrada de la plaza -tres cuartos largos- fue el mejor reflejo de la expectación creada por el regreso de Diego Ventura. Y éste no la defraudó. El jinete de La Puebla del Río firmó hoy una tarde colosal, soberbia, muy redonda, coronada con cuatro orejas y un rabo y, sobre todo, la certidumbre de estar viviendo un momento absoluto de felicidad profesional. Como botón, la faena al quinto, segundo de su lote, el toro menos potable de la. en general, buena corrida de La Castilleja. Para parar a este toro, sacó a Campina, una de las novedades en su cuadra esta temporada, con apenas cuatro años, junto a Bombón, el caballo más nuevo de entre sus huestes. Y Campina respondió con firmeza y buen pulso a las acometidas del cuatreño, que ya de salida apuntó su tendencia a cortar a las cabalgaduras poniéndose por delante. De Campina a Nazarí en el cambio de tercio. Como si de un guiño se tratara a su presente y a su futuro, a lo que tiene y a lo que aspira a seguir teniendo, de la novedad al caballo consagrado, estrella y, algún día, leyenda. Y Nazarí, que escribe su leyenda en tiempo presente, se cosió al toro al estribo para galopar de costado, a dos pistas, hipnotizando su embestida, puliéndola, mejorándola. Colosal Nazarí. El temple con nombre propio. Fino, cada día, más grande, es cada vez más hoy que mañana y en Osuna lo constató de nuevo. Tiene valor, mucho valor, valor natural para llegar a la cara del toro, batir cargando la suerte con una pureza impropia de quien apenas empieza y, para más inri, un acusado sentido de la espectacularidad. Fino le aporta muchas cosas a Ventura y eso se le nota a Diego en cómo lo disfruta en la plaza. La sensación del año, al menos de esta primera parte del año, ya es Dólar. Todos los públicos se saben su nombre y aguardan su momento. Ése en el que el rejoneador cigarrero le desprende de la cabezada para clavar un par a dos manos en el que toda la suerte está confiada a sus piernas y al corazón de Dólar. La plaza, boca abajo. Tras las cortas y un rejón con Remate, echó pie a tierra Diego para cobrar un descabello, que no fue óbice, ni mucho menos óbice, para que Osuna se le entregara al mismo nivel que Ventura se había entregado en la faena al público y su bendita expectación. Y eso que el jinete ya se había asegurado la salida a hombros tras desorejar a su primero. No hubo que esperar mucho para hallar el primer instante sublime de la faena. Fue en el primer tercio, montando a Bronce, con el que clavó un rejón de castigo de ejecución exacta y perfecta para luego torearlo con templanza de cristal y acero a un tiempo, pasándose toda la embestida por el cuerpo del caballo, de principio a fin, mimándola, acariciándola... Soberbio. Roneo y Chalana compusieron un tercio de banderillas de esa lidia que no se ve porque lo que percibe el tendido es puro espectáculo. Espectáculo puro, porque en Ventura no hay espectáculo si no hay pureza. Clavó cortas con Bombón y ejecutó un rejón de muerte que fue suficiente y el corolario de todo. Hoy tocaba desdecir al dicho para que el dicho, pero ya otro día, pueda seguir siéndolo. Hoy en Osuna, la tarde de expectación, lo fue al final de ella de completa felicidad.  
13/05/2017
 Osuna
 dos orejas y dos orejas y rabo
La Castilleja