Ventura renueva su idilio con La Flecha

El primer éxito fue un año más en lleno total que registró la Plaza de Toros de La Flecha. Este festival, no sólo se ha institucionalizado ya, sino que en unos pocos años se ha convertido en uno de los que mejores noticias depara en cada edición a tenor de la respuesta del público. Otro lleno total y un espléndido ambiente de toros, de ganas de toros y de pasarlo bien. A ello colaboró Diego Ventura, pieza clave de esta cita, imprescindible, porque aquí se le espera con pasión. La misma con la que correspondió el jinete de La Puebla del Río, que hubo de imponerse desde el primer momento a la condición reservona del novillo de Castillejo de Huebra, al que recibió con Lambrusco y con el que clavó dos rejones de castigo. Dado que pronto se aquerenció el utrero en los adentros, ahí que le planteó su lidia Ventura con ese especialista en batallas complejas que es Roneo, con el que Ventura se hizo dueño de esos terrenos y de la propia voluntad del burel. Una y otra vez hubo de ir en su búsqueda para tirar de él y abrirlo al tercio con el pulso exacto para medir la acometida. Dadas las circunstancias, fue el turno de Ritz, que prendió al máximo la mecha de la efervescencia con sus quiebros tan in extremis por tan ajustados, por tan al borde del precipicio. Pura exposición, aguantando el embroque hasta el segundo último en el que ya no cabe más que el quiebro. Cerró su faena Diego Ventura con Bombón con las cortas y las rosas para cuya ejecución tuvo que volcarse literalmente en el novillo y provocar así el ajuste. Puede que fuera por el intento previo al rejón definitivo por lo que el premio se quedara sólo en una oreja, pero más allá de esto, Ventura renovó hoy ese idilio que mantiene con La Flecha y que justifica que esta plaza se llene un año tras otro.  
05/03/2017
 Arroyo de la Encomienda (Valladolid)
 oreja
Castillejo de Huebra