Quilate de oro puro

Ambicioso. En forma. Inspirado. Sólido. Enfibrado. Como si no hubiera habido invierno. Como si fuera ya mediados de temporada y el rodaje ya estuviera hecho. Así ha estado hoy Diego Ventura en Manzanilla, en la apertura de su temporada 2017. Ventura vive en la plenitud como torero. Es su estado vital. El nivel donde se ha asentado. La cumbre que domina. El toreo le fluye y le sale, lo siente y lo interpreta, como los demás respiran. Nada es fruto de la casualidad. Diego no ha parado de torear desde que dejara de hacerlo allá por octubre. Tampoco ha dejado de pensar su toreo. Y ya tenía ganas de plasmarlo todo en la plaza. Hoy lo hizo y el público que llenó la Plaza de Toros de Manzanilla se encontró al Genio que fue a ver. No hace mella en el nivel del jinete cigarrero ni el hecho de que media cuadra de hoy lo fuera de caballos muy nuevos. Algunos que ya vienen de la temporada pasada como Guadalquivir, Fino o Bronce, pero que son nuevos aún y, por tanto, en período de forja todavía. Y otro de los que el propio Diego venía avisando durante este tiempo de pausa y que hoy demostró por qué. Se trata de Quilate, oro puro. La nueva locura de Ventura. La sensación del año. La avanzadilla de aquello que él mismo dijo: "Tengo caballos en formación que pueden ser de lo mejor que he tenido nunca", avanzó el propio Ventura en pleno verano en una entrevista radiofónica. Quilate es la punta de ese iceberg. Y refulge como el oro, oro de muchos quilates, oro puro. Las fotos de Agustín González Arjona que ilustren esta crónica hablan por si solas. Son la mejor crónica posible para describir el tercio de banderillas que Quilate ha cuajado en el segundo novillo del lote del jinete de La Puebla del Río. Muy en corto, llegando una barbaridad, con una templanza y una seguridad impropias, con un ajuste y una verdad en los embroques que retratados quedan. Para qué decir más. ¿Viene naciendo otra estrella? Sólo el tiempo lo dirá. Aunque ya se sabe que el tiempo es aliado de Diego Ventura cuando de forjar estrellas se trata. El año ha empezado a lo grande. En Ventura. Cuatro orejas y un rabo. Como si no hubiera habido invierno y Diego no hubiera dejado de torear. En verdad no lo ha hecho. Ni en su Rincón ni en su cabeza. Mucho menos en su corazón. Diego Ventura vive toreando. Y encima, la justicia que tiene la vida le recompensa con oro puro. Como Quilate. Esto no ha hecho más que empezar. Al tiempo...  
17/02/2017
 Manzanilla
dos orejas y rabo y dos orejas
Diego Ventura