El rejón se lleva el premio merecido

Era ocasión para que, otra vez, una vez más, el toreo, su gente, lo pusieran todo de su parte, ofrecieran su demostrada solidaridad para quienes más lo necesitan. En este caso, para aportar fondos en la lucha contra el cáncer. Para seguir trabajando e investigando en cómo combatirlo, en cómo prevenirlo y en cómo tratarlo. Es éste de Jaén un festival tradicional con ese objetivo y ahí que ha estado Diego Ventura a la llamada recibida en nombre de la generosidad. Generosidad humana -la del hombre- y generosidad taurina -la del torero- para medirse a un complicado y, por ello, exigente utrero de Albarreal. De acometidas cambiantes en su intensidad y, por ello, sin ritmo. Prueba, pues, de pulso y de temple, de capacidad y de oficio, como se puso de manifiesto ya desde el primer tercio, el de salida, que Ventura encaró con Maletilla para clavar dos rejones de castigo buscando encauzar y ordenar la embestida del novillo, que sorprendía por lo brusco de sus cambios al acudir al encuentro con la cabalgadura. Así las cosas, el tercio de banderillas fue un continuo ejercicio de temple, de esa herramienta a disposición de los toreros para dar cauce al toreo a cambio de soliviantar la fuerza bruta. En eso es especialista Roneo, que inunda y abarca terrenos prohibidos, que pisa ese sitio donde la suerte se juega a cara o cruz y que es dueño de ese lugar que domina por entero. Así lo ha hecho también en Jaén. Dos banderillas clavó Diego con él y, entremedias, un recorte por los adentros ajustado y emotivo de verdad que provocó la primera ovación del público. Sacó entonces a Duelo, ese debutante que va a más, creciendo prueba a prueba para ir ganando peso conforme avance la temporada. Otro dos rehiletes clavó el jinete de La Puebla citando con una posada de gran transmisión en el tendido. Para el último tercio, sacó Ventura a Detalle, que redondeó con un carrusel de cortas como preámbulo del momento definitivo. Ése que hoy lo fue para que Ventura perdiera el premio que tenía ganado al pinchar varias veces. Con todo, fue fuerte y sincera la ovación del público de Jaén para reconocer en la misma medida la actitud y disposición de Ventura: generoso el hombre, generoso el torero.  
16/04/2016
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