Diego Ventura entusiasma en el Club Cocherito de Bilbao

Nada más entrar en la sala de actos del Club Cocherito, se arrancó una ovación espontánea y sincera que a Diego le daba las gracias. Era la forma en que la afición de Bilbao acogía anoche al rejoneador de La Puebla del Río, de quien se dijo, así, nada más comenzar: “Es la síntesis del rejoneo…” Palabra de Antonio Fernández Casado, el presidente de este club que es un modelo a seguir por su rigurosidad, trayectoria y bien hacer las cosas, que, al final, es todo consecuencia de cada una de esas actitudes. “Por lo que representa Bilbao y el Club Cocherito, estar aquí es un honor para mí”, correspondió Diego. Y empezó así una noche de intensa conversación taurina entre el jinete y Bilbao, “adonde cada año estoy loco por venir a torear, aunque sólo dos veces lo haya hecho, las dos únicas veces que de verdad quisieron que viniera”, esgrimió el torero. Bajo la batuta del periodista Íñigo Crespo, Ventura se fue abriendo a su audiencia comenzando por el principio, por el recuerdo de aquellos comienzos “que no fueron nada fáciles y que tuvieron como eje el esfuerzo continuo de toda mi familia. Mi padre fue siempre mi primer apoyo, pero también en quien encontré la máxima exigencia. Él venía de luchar toda su vida, de trabajar sin descanso y no conocía las medias tintas. Puede que con sus palabras no me dijera grandes cosas, pero con su ejemplo me marcó siempre el camino de la rectitud, el sacrificio y la entrega de verdad”. Mirar atrás para poner en su justo valor lo conseguido: “2015 ha sido el año que siempre soñé. Cada tarde que he toreado ha tenido un sentido, ha significado algo…” Cercano y sincero –propio de quien se siente cómodo-, Diego Ventura fue glosando la esencia de su trayectoria recordando que “si algo me ha caracterizado es que nunca he fallado en las tardes determinantes. Que no quiere decir que hubiera grandes triunfos, pero sí que el público percibía que yo estaba allí para dejarme la vida si era necesario con tal de demostrar que no era uno más. Eso me costó mucha incomprensión de quienes cuestionaban mi concepto, olvidando que a torear se llega con el tiempo, pero que ese tiempo sólo lo haces tuyo si antes, cada vez que sales a una plaza, eres capaz de ganarte de verdad la tarde siguiente. Cambiar eso, terminar de tener la consideración del aficionado me ha costado mucho esfuerzo y también, lo reconozco, muchas lágrimas”. “Pasado el tiempo, lo que más valoro ahora es que siempre he sido yo, para bien y para mal. Y eso es lo difícil porque en el arte, lo caro es la verdad y la personalidad”, añadió el sevillano, para quien “mi trayectoria, tener la mejor cuadra del toreo y a mi familia feliz lo compensan todo”. En la línea crítica que caracterizan las intervenciones públicas de alguien que no se conforma con todo lo que tiene alrededor en su profesión, Diego Ventura lamentó que “pasado el tiempo, hay cosas en el toreo, comportamientos del sector, que sigo sin entender. Como esos empresarios que se empeñan en no anunciar a los mejores yendo así contra los gustos del público. ¿Cómo se puede dejar de poner a un torero porque valga más dinero que otro o porque otro no quiera que le apriete? Aquí no hay toreros caros o baratos, lo que hay son toreros buenos o malos capaces de llevar una y otra vez a la gente a la plaza por aquello que hace en el ruedo”, defendió. Y como no es amigo de dejar nada en el ámbito de lo superficial, se adentró en el meollo de aquellas reivindicaciones en las que lleva años: “¿Cómo es posible que yo le proponga a las empresas hacer cosas nuevas, grandes, y que éstas no las acepten? El problema es que ya no hay empresarios como los de antes, que sí primaban el interés del público al que se debían”. Conocida como es –y denunciada como ha sido tantas veces por él mismo- la dificultad con la que Diego Ventura lleva toda su carrera para entrar en determinadas plazas del norte de España –entre ellas, Bilbao, escenario de este encuentro propuesto por el Club Cocherito-, el sevillano no dudó en hablar de veto. “¿Cómo no va a ser un veto que en 18 años de trayectoria y con un currículum como el mío no me hayan llamado nunca para torear en Pamplona, ni haya debutado en Logroño o que sólo haya venido dos veces a torear a Bilbao? ¡Claro que estoy vetado! Y no lo digo yo, lo dicen los hechos. Yo llevo denunciándolo años, incluso cuando no tenía fuerza en el toreo. Lo que pasa es que ahora prefiero hablar sólo en la plaza”. Y, a preguntas de los aficionados que abarrotaban la sala, insistió: “¿Quién duda de que Pablo Hermoso de Mendoza es un genio que ha marcado un antes y un después en la historia del rejoneo? Eso está ahí y es incuestionable. Pero también pienso que él mismo le ha fallado a su grandeza al no aceptar determinados envites conmigo, al no ser más generoso con su profesión. ¿Cuánto bien no le haría al rejoneo que él y yo nos midiéramos en mano a mano en las grandes plazas? ¿O que cartel más grande que ese mismo no se merece Bilbao por la categoría de su plaza y de su afición? Pero si no se da aquí o en las plazas donde debería no es por mí…”, explicó. La noche y la conversación fueron densas a partes iguales. Ventura hablaba y Bilbao escuchaba atenta. Se refirió Diego a su responsabilidad de figura, la misma que le ha llevado, por ejemplo, “a darle a la afición de Portugal lo que necesita porque pasa por un momento muy difícil. En Campo Pequeno también querían ver a las grandes figuras de a pie, por eso pedí este año pasado un mano a mano con El Juli, lo que deparó una noche de ensueño”. Y reconoció lo mucho que le motiva y le ilusiona acoger rejoneadores jóvenes en su casa “y ver cómo crecen y cómo evolucionan. Cuando están en casa y les ofrezco mi ayuda, recuerdo lo duro que me resultó a mí y me reconforta. Creo que ésta es de las cosas que van también en la responsabilidad de ser figura”, añadió. No quiso que se fuera la noche Ventura sin alabar a Sueño, su caballo, “un sueño en sí mismo”, dijo, o mostrarse “feliz por haber tomado la decisión de irme con la casa Lozano. Con ellos todo ha cambiado: el ambiente, la compañía, la categoría… Le dan al torero lo que como torero necesitas”. Y tras finalizar hora y media de intensa conversación taurina, recibió el abrazo de la afición bilbaína al tiempo que dejaba él su rúbrica en el Libro de Honor del Club Cocherito, el mismo donde un día firmó, por ejemplo, Juan Belmonte. A su lado, desde anoche, ya está también la firma de Diego Ventura. Lo que son las cosas: la afición de Bilbao, por ella misma, poniendo las cosas en su sitio…