Tres orejas para coronar un pletórico septiembre

Siendo como es un arte, el toreo entiende sobre todo de sensaciones. De hechos y de emociones. En el toreo, como arte que es, los números son sólo una referencia, un dato. Sucede que muchas veces ese dato lleva implícito un mensaje y la fotografía de una realidad inapelable. Como este dato: entre el 5 de septiembre en Utrera y el día de hoy -22 del mismo mes- en Consuegra, Diego Ventura ha firmado un mes que sólo cabe calificarse de pletórico a tenor de las diecinueve orejas y dos rabos que ha cortado en las diez corridas de toros en que ha comparecido. A esto hay que unir las dos vueltas al ruedo que dio en Moita y que el festejo del pasado 12 de septiembre en Baza tuvo que suspenderse por la lluvia. Diecinueve orejas y dos rabos en dieciocho días frenéticos, fuera de casa, sin parar de torear y haciendo de la carretera y de la plaza el paisaje diario. Un dato que, en sí mismo, engloba un mensaje incontestable: Diego Ventura es el amo de la temporada. Ha sido, además, un tramo de su campaña muy definitorio de la esencia misma de lo que está siendo el año: porque, como todo el año, han aparecido con notable protagonismo potros nuevos como -últimamente- Lambrusco. Y porque, como todo el año, Ventura ha firmado tardes, incluso, para la historia, como la de Albacete. Y porque, como todo el año, Diego ha llenado las plazas que ha pisado demostrando el aliciente que es ahora mismo para los públicos el halo de acontecimiento que ha envuelto a cada actuación suya. Y porque, como todo el año, el jinete de La Puebla ha alimentado este ambiente firmando obras sublimes que han elevado más si cabe el listón de su toreo. Por eso este septiembre pliega hoy sus velas dejando una estela de absoluta rotundidad tras los pasos de Diego Ventura. La tarde de hoy en Consuegra ha sido de disfrutar y mucho. Ha ayudado a ello el buen juego del lote de toros de Fernando Sampedro, que se ha movido con clase y nobleza colaborando a que Diego desplegara su momento de plenitud. Al primero de ellos lo recibió con Lambrusco, que se dobló con clase para pararlo antes de clavar dos rejones que atemperaron la embestida encendida del sampedro. Compuso Ventura el núcleo central del tercio de banderillas con Roneo, en lo que fue un ejercicio de toreo puro en cada uno de sus tiempos: en los cites, en los embroques, en las batidas, e incluso, en los recortes entre cada una de las tres banderillas. Recortes que emergieron como requiebros para mostrar la inmensa torería que derrocha Roneo, su capacidad para torear con todo el cuerpo y reunirse por entero con el bravo dominando por completo el compás de su embestida. Ayudó el astado de Sampedro, pronto, fijo y con verdad en sus acometidas ante la cabalgadura, lo que permitió a Diego galopar de costado a dos pistas también con reunión y continuidad, regalando pasajes de gran belleza con el castillo de Consuegra como testigo de excepción. Para dar a la faena la medida exacta, sacó entonces a Remate, que entusiasmó a los tendidos con las cortas que abrocharon la faena. El rejón entero y certero puso sin mácula alguna el doble trofeo en manos de Ventura. Fue bueno también el cuarto, igualmente de Fernando Sampedro. Pronto lo enceló Suspiro en un saludo preciso y de terciopelo puro. Probó ya ahí el rejoneador de La Puebla la buena condición del cuatreño, al que, como de costumbre, le formó un verdadero lío con Nazarí. Se lo metió debajo del estribo, donde Diego debe guardar una especie de imán que capta sin remedio la voluntad de los toros. Porque se apodera de ellas, las lleva y las trae, las engrandece, las embellece... Si torear es dominar sin engañar la bravura de los toros, Nazarí es el toreo con mayúsculas... Aunque la sorpresa de la tarde la guardaba en sus adentros Ritz. Otro de los potros nuevos debutantes este año. Se dejó ver por primera vez allá por marzo en un festival en Coria. A partir de ahí, sus apariciones han sido contadas porque está muy nuevo aún. Pero hoy tuvo la oportunidad de reivindicarse y lo hizo a lo grande atesorando una gran capacidad para torear muy despacio, pisar terrenos realmente comprometidos y quebrar con un ajuste de asombro. Hoy lo hizo cada vez que su torero lo requirió y el torero disfrutó de lo lindo con él. El remate de la composición llegó, cómo no, con Remate, en tres cortas al violín de mucha transmisión con el tendido. Otra vez el rejón entero y la oreja concedida para cerrar el círculo de una tarde y de un mes, septiembre, luminoso de principio a fin. Y es que ya lo dicen los datos y lo constatan los hechos: Diego Ventura es el amo de la temporada.  
22/09/2015
 Consuegra (Toledo)
dos orejas y oreja
Fernando Sampedro