Otra cumbre de quien ha hecho suya la cumbre

  Superar cada tarde la cumbre de la tarde anterior. Y así, construir un año que será difícil de superar y, más aún, de olvidar. La temporada de 2015 de Diego Ventura va camino de pasar a la historia y no sólo de la historia personal del propio rejoneador. Más allá de que cada corrida se redondee en triunfo, cada una de ellas se está manifestando como un compendio de magisterio que no deja de sorprender y, sobre todo, de cautivar a los públicos. Esta vez le tocó a Antequera asistir a otro despliegue de rotundidad y redondez que será difícil de mejorar. Hasta que llegue el propio Diego Ventura y lo supere. Y no se dio tregua alguna en Antequera. Llevaba algunas corridas yéndose al encuentro de sus enemigos a portagayola con la garrocha y pocas encontraba respuesta al envite. Hasta hoy, cuando Sevillano-95 sí se fue tras él y Suspiro para propiciar el primer gran momento emocionante de la tarde. Esto marcó ya el devenir del conjunto de la faena, siempre a más por más que cada pasaje pareciera insuperable. Pero salió Nazarí y la cumbre llegó a su cima. Esa forma de atarse los toros, de hacerlos suyos, de llevarlos y de traerlos, de torearlos, en definitiva... Esa forma tan plena y tan grande de hacer el toreo a caballo... Nazarí y Ventura pusieron boca abajo Antequera. La plaza, emocionada, asistía a una de esas obras de las que se lleva un año entero hablando... El joven Maño le tomó el relevo al maestro Nazarí para prolongar la locura de la plaza a golpe de quiebro. Con Remate y con las cortas le puso el torero la guinda a la primera gran composición de la tarde. Las dos orejas y la puerta grande abierta de pleno a las primeras de cambio. Pero a Diego le gusta eso de superar su propio listón. De hecho, se ha convertido en el leif motiv de su ser como artista. Y a ello se puso con Ranita-40, otro buen toro de Sánchez y Sánchez, al que paró con la clase que le es propia a Altozano, otro debutante esta temporada, aunque parezca que llevara años haciendo el toreo. El toreo... Eso que en Diego es pureza, es verdad, es espectáculo y es emoción. Todo ello lo resumió Chalana en una actuación también redonda, en un tercio de banderillas que confirmó el gran momento de este caballo que no para de crecer en cada corrida y de darle más y más a su descubridor, a su hacedor. Y salió Embrujo, otro milagro hecho caballo, y Antequera terminó de rendirse a la exhibición del genio. Las ovaciones se encadenaron unas a otras, el reconocimiento fue unánime, la entrega del público era incondicional. La firma de la nueva obra con Remate y el rejón definitivo cerraban la tarde en el punto máximo de intensidad. Una tarde de más a más, como si fuera la fotografía de lo que está siendo el año de Ventura: el tiempo en el que Diego se ha hecho dueño de la cumbre para demostrar que no tiene techo. Ni la cumbre ni él...  
22/08/2015
 Antequera
 dos orejas y dos orejas y rabo
Ángel Sánchez y Sánchez