El toreo más allá de su escenario…

Anda ilusionado Diego Ventura y motivos tiene para ello. Basta con oírle hablar de sus nuevos caballos y notar cómo se le enciende la palabra. Basta con mirarle a los ojos y comprobar cómo le brillan. Basta verle con ellos en la plaza y percibir cuánto disfruta. Se llaman Silencio, Suspiro, Maño, Detalle y Ritz. Y aguardan su momento Calcetines y Dólar. Los nuevos nombres propios de una cuadra larga en cantidad y en calidad, fiel reflejo de las expectativas que colman hoy el mañana del jinete de La Puebla. Expectativas que sus caballos alimentan, como también en Torreagüera quedó probado. Es lo más importante que deja la presencia del rejoneador sevillano en el cuarto festival de su particular pretemporada española una vez vuelto de América. Cuatro festivales que han servido para calibrar la plenitud con la que Diego encara uno de los años más especiales de su vida, pero también que otra vez acierta cuando apuesta por un potro. O por cinco, los mismos que ya debutaron hasta ahora y que aprovecharon la oportunidad para tener un sitio también protagonista en la temporada por excelencia que arranca el 9 de abril en Lisboa. Más allá del escenario, de la categoría de la plaza o del por qué de cada festejo, para Ventura cuenta el toreo. Su toreo. Mucho de él mostró en Torragüera, en otro festival benéfico, en esta ocasión, a beneficio de la Asociación de Enfermos de Parkinson EPIT. Se lo permitió también el buen juego de la excelente novillada de Soto de la Fuente que se lidió. Bravos, con movilidad y ritmo. Sirvió menos el primero del torero de La Puebla del Río, pero multiplicó él sus virtudes. Lo paró con Silencio tras clavar dos rejones, lo cuajó en banderillas con Sueño y Ritz y culminó la obra a lomos de Detalle para cortar dos orejas que son reflejo de cómo se entregó el público murciano al magisterio de Diego. Aunque más redonda fue la faena del segundo, un novillo bravo y con muchos pies que Ventura paró con Suspiro, un caballo con un temple especial para pulsar de inicio la embestida de las reses. El tercio de banderillas fue sencillamente espectacular y puso en pie al público de Torreagüera. Tuvieron la culpa Chalana y Maño. El primero con su manera de torear de costado y recorrer así el ruedo entero con el novillo embebido en su tranco rematado con un recorte por la espalda brillante y emotivo. El segundo, clavando tres banderillas al quiebro con una verdad y emotividad de las que le dan la vuelta a una plaza sea cual sea su categoría. Mató Ventura con Remate y recibió otras dos orejas para completar una actuación soberbia que, sobre todo, le deja al jinete sevillano el regusto único de la satisfacción personal más íntima. Por su momento y el de su cuadra: un fondo inagotable de ilusiones con nombre propio. Silencio, Suspiro, Maño...  
29/03/2015
Torreagüera (Murcia)
cuatro orejas
Soto de la Fuente