Esta tarde iba por ti, Natalia…

Diego se lo había prometido por la mañana a Natalia: esta tarde de Córdoba iba por ella. Una luz intensa se quedó atrapada de pronto en sus ojos cuando, a mediodía, por sorpresa, le vio entrar en la sala de juegos del Hospital Reina Sofía, su casa desde hace tres meses, el tiempo que lleva esperando un corazón para el resto de su vida. Ese destello inicial, pasados algunos minutos ya, roto el hielo, más cómplice ella con su héroe, se convirtió en cachitos de vidrio cuando él, su héroe, le prometió que ella también tendrá pronto su trocito de Sueño... Pero Ventura es impaciente por naturaleza, la mirada de Natalia se le había clavado en el alma y no podía hacerla esperar, así que le adelantó el sueño para esta misma tarde. La pequeña recibió el brindis también prometido de Diego a través de la caricia única de la radio y los micrófonos de Carrusel Taurino y Ventura se puso a torear y a torear, por encima de todo, del toro y de su condición, porque le arreaban como espuelas los ojos de Natalia y la gratitud, ternura y cariño con que lo miró durante su encuentro. El de Bohórquez tenía dos cosas que le eran suficientes al torero: fijeza y prontitud. Así que, tras pararlo con Maletilla, sacó por segunda vez en la tarde a Sueño para culminar lo que en el primero se le había quedado pendiente. Y aquello fue una locura de toreo. Una borrachera, un volcán, una delicia... Tercio de banderillas para la historia y para el recuerdo, para la memoria de quienes lo vivieron pellizco a pellizco. El primer palo, clavado en los medios, citado el de Bohórquez a media distancia y batiendo en la misma boca de riego. Las otras tres, a cual más emocionante, citando muy en largo, toda la plaza enmedio del toro y del torero, la llamada desde lejos, el trote muy despacio para no ganar demasiado terreno, la arrancada del astado, el paso atrás de Ventura y de Sueño, la embestida ya imparable, a más en su ritmo, y Ventura y Sueño cediendo todo el espacio posible al toro hasta quebrar al filo de lo imposible y salir airoso de aquel milagro que le puso a Córdoba el corazón boca abajo. Y así, tres veces. No se sentó el público en todo el tercio, no podía hacerlo, no había tiempo, que las emociones de verdad hay que esperarlas y vivirlas en guardia. Sólo faltaba el remate, que el jinete de La Puebla del Río puso con Remate, en un carrusel de cortas en un palmo de terreno y sin solución de continuidad. Rejón entero y un descabello y, aunque el burel tardó en caer, el Coso de los Califas se inundó de pañuelos blancos para pedir las dos orejas. Bueno, el Coso de los Califas y la UCI pediátrica del Hospital Reina Sofía, desde donde Natalia y toda su familia habían vivido el sueño que su ídolo les había prometido. Ahora le queda otro más por alcanzar a Natalia: no tardará... Pronto tiene que llegar ese corazón que le ponga esperanza a unos ojos tan bonitos como los suyos... Muy por encima estuvo Diego Ventura de su primero, un toro que apenas le aguantó con cierto celo de salida al recibirlo a portagayola con la garrocha a lomos de Suspiro. Estampa campera y suerte muy aplaudida por el público. Media vuelta al anillo con el toro empleándose para luego doblarse con él y fijarlo sobre los cuartos traseros en apenas dos metros. Con el cambio de tercio se apagó el toro, haciendo de menos los constantes intentos del jinete por extraerle todo el partido posible con parte de lo mejor de su cuadra, como Sueño, Nazarí y Remate. Muy aquerenciado, el de Bohórquez había renunciado a toda posibilidad de pelea a las primeras de cambio. Pero como resignarse no es lo suyo, coronó Diego su labor con un vibrante par de banderillas cortas a dos manos con el toro hecho puro mármol y él volcándose por entero sobre el morrillo. Clavó un rejón tras un pinchazo y un descabello y, aún así, el público le pidió con fuerza la oreja. Fue la primera vuelta de llave a una Puerta Grande que no era una más: era la de Natalia. Diego se lo había prometido y los héroes -que por eso lo son- nunca fallan a quienes le dan sentido al hecho de ser héroes. Por eso, Natalia, esta tarde iba para ti...  
31/05/2015
Córdoba
 oreja y dos orejas
Fermín Bohórquez